segunda-feira, 4 de janeiro de 2010

DETECTAR POSIBLES PROBLEMAS (Cómo educar a niños de 6 a 12 años, José Manuel)


En clase podemos encontrarnos con alumnos de entre 6 y 12 años que no presenten

dificultades especiales, ni académicas ni de personalidad, pero que tengan algún tipo de

deficiencia que requiera atención.

Baja autoestima: De la valoración que hacemos de nosotros mismos, por el modo de vernos y

por cómo nos ven los demás, se deriva una reacción de autoestima positiva o negativa. La

persona con baja autoestima es insegura y vulnerable. En ocasiones, como necesitan sentirse

valorados, concentran todo su esfuerzo en lograr un alto rendimiento académico. Otras veces,

aparentan indiferencia ante las notas como sistema de autoprotección. Como maestros,

debemos hacer que se sientan comprendidos y queridos, tendrán que aprender a depender

menos de la valoración que hagan los demás y a saber que no tienen que ganarse su estima

con éxitos en lo profesional, deportivo o social, no reírse ni ponerles en evidencia nunca y

ayudarles a adquirir un sentido deportivo de la vida y a reírse de uno mismo.

Dificultades de lecto-escritura: Un maestro con experiencia detecta con facilidad si un alumno

está al nivel de su curso o no, al ver que éste hace inversiones de letras o sílabas, confusiones

visuales y auditivas, errores en las grafías complejas, intoxicación de letras, disortografía o

adición de sílabas. Con un buen diagnóstico, si es por falta de seguimiento familiar bastará con

cuidar más el trabajo en casa, leer 15 min. en silencio y otros 5 en voz alta y hacer dictados. Si

es por problemas de audición o visuales, en cuanto se corrigen, los alumnos alcanzan el nivel

normal.

Falta de autonomía escolar: En primero y segundo casi ningún niño es autónomo (la mayoría

trabaja con los padres). En tercero algunos ya se manejan con soltura y sólo necesitan una

supervisión. A partir de tercero es lógico que vayan adquiriendo autonomía y en sexto ya

deben serlo. Para conseguir dicha autonomía, hay que hacer que el alumno siga las mismas

pautas todos los días y que se acostumbre a usar la agenda.

Hiperactividad: Es una alteración del comportamiento que cabe diagnosticar y que requiere

tratamiento. En un hiperactivo se da la falta reiterada de obediencia, la falta de atención y el

posible exceso de movilidad.

Alteraciones del sistema psicomotor: Cuando un alumno presenta algún retraso significativo en

su desarrollo psicomotor puede afectar a su lateralidad, esquema corporal, motricidad gruesa y

fina, etc. Ante esto, la primera medida a tomar es hacerle un buen diagnostico y si lo precisa

realizar actividades de psicomotricidad.

Dificultades de relación social: Lo mismo que hay niños con un alto grado de sociabilidad, hay

otros que no tienen habilidad para integrarse, ni capacidad para resolver pequeños conflictos,

ni saben controlar su agresividad o ser un buen observador para conocer mejor los mensaje no

verbales. Si la persona es tímida o insegura se le puede ayudar pidiendo a alguna chica que

procure estar con ella y fomentando los trabajos en grupo con personas de su estilo. Si la

persona es solitaria o violenta debemos hacer que disfrute de la compañía de otros, trate de

comprender a los demás, sepa llegar a acuerdos, no responda a las provocaciones, acepte las

críticas y fomente su capacidad de adaptación.

Riñas entre hermanos: Las riñas y peleas entre hermanos son frecuentes y no tienen porque

ser significativas, a menos que queden heridas que puedan condicionar el trato futuro entre

ellos. Pero esto puede mejorarse si se tiene una afinidad en el modo de ver la vida, la

posibilidad de verse con frecuencia y unos estilos de vida similares.

Ana Mata Alegre

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