segunda-feira, 15 de junho de 2009

Estudio del comportamiento de los niños desde el nacimiento hasta la adolescencia, que incluye sus características físicas, cognitivas, motoras, lingüísticas, perceptivas, sociales y emocionales.

Los psicólogos infantiles intentan explicar las semejanzas y las diferencias entre los niños, así como su comportamiento y desarrollo, tanto normales como anormales. También desarrollan métodos para tratar problemas sociales, emocionales y de aprendizaje, aplicando terapias en consultas privadas y en escuelas, hospitales y otras instituciones.
Las dos cuestiones críticas para los psicólogos infantiles son: primero, determinar cómo las variables ambientales (el comportamiento de los padres, por ejemplo) y las características biológicas (como las predisposiciones genéticas) interactúan e influyen en el comportamiento; y segundo, entender cómo los distintos cambios en el comportamiento se interrelacionan.



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Historia

Tanto Platón como Aristóteles escribieron sobre la infancia. Platón sostenía que los niños nacen ya dotados de habilidades específicas que su educación puede y debe potenciar. Sus puntos de vista siguen hoy vigentes en la idea de las diferencias individuales ante una misma educación. Aristóteles, por su parte, propuso métodos de observación del comportamiento infantil, que fueron precursores de los que hoy aplican los investigadores. Durante varios siglos después, apenas hubo interés por el estudio del niño, al que se veía como un adulto en miniatura, hasta que en el siglo XVIII el filósofo francés Jean-Jacques Rousseau se hizo eco de las opiniones de Platón, postulando que los niños deberían ser libres de expresar sus energías para desarrollar sus talentos especiales. Esta perspectiva sugiere que el desarrollo normal debe tener lugar en un ambiente no restrictivo, sino de apoyo, idea que hoy nos resulta muy familiar.

El estudio científico

En el siglo XIX, la teoría de la evolución dio un fuerte impulso al examen científico del desarrollo infantil. Darwin hizo hincapié en el instinto de supervivencia de las distintas especies, lo que provocó el interés por la observación de los niños y por conocer los distintos modos de adaptación al entorno, como medio también de conocer el peso de la herencia en el comportamiento humano. Estos estudios tuvieron un valor científico limitado por su falta de objetividad e incapacidad para describir adecuadamente los comportamientos observados, haciendo imposible su validación.

La investigación científica sobre el desarrollo infantil hizo grandes progresos a comienzos del siglo XX. Uno de los mayores estímulos sería la introducción, en 1916, por parte del psicólogo estadounidense Lewis Terman, del test de inteligencia conocido hoy como test de Stanford-Binet, que condujo a una serie de estudios sobre el desarrollo intelectual del niño. En la década siguiente, un grupo de científicos estadounidenses comenzaron a realizar observaciones de carácter longitudinal a gran escala de los niños y sus familias: el mismo niño era seguido, observado y examinado durante un cierto periodo de su desarrollo.

El psicólogo estadounidense Arnold Gesell creó un instituto de investigación en la Universidad de Yale con el único objetivo de estudiar a los niños, analizando su comportamiento a través de filmaciones. Además de introducir esta técnica, Gesell aplicó el método cruzado por secciones, en el que distintos niños son observados a varias edades diferentes, planteando por vez primera un desarrollo intelectual por etapas semejantes a las del desarrollo físico infantil.

Los resultados reunidos durante un periodo de veinte años ofrecieron información abundante sobre los esquemas y las cifras claves en el desarrollo evolutivo, del que también se señalaron pautas, según la edad, para una amplia variedad de comportamientos. Estas normas serían empleadas tanto por los profesionales de la educación como por los padres para valorar su desarrollo. El problema de estos estudios basados en la observación fue que, al tomar como punto de partida la evolución y la genética, no hicieron referencia en las variables ambientales, que fueron prácticamente excluidas de los trabajos sobre la inteligencia.

Estudios ambientales

Mientras la observación científica vivía sus mejores momentos, otros investigadores escribían sobre la función del ambiente en el desarrollo y comportamiento infantiles. Sigmund Freud hizo hincapié en el efecto de las variables ambientales en el desarrollo, e insistió especialmente en la importancia del comportamiento de los padres durante la infancia, fundando toda una corriente y estableciendo una serie de teorías básicas sobre el desarrollo de la personalidad que aún hoy influyen en los psicólogos infantiles.

El psicólogo estadounidense John B. Watson, uno de los fundadores y el principal representante del conductismo, insistió también en la importancia de las variables ambientales, en este caso analizadas como estímulos progresivamente asociados por condicionamiento a diferentes respuestas, que se aprenden y modelan al recibir refuerzos positivos (recompensas) o negativos (castigos), o simplemente desaparecen por la ausencia de refuerzos tras su ejecución.

Esta perspectiva, que tuvo en la década de 1950 un gran impacto en las investigaciones, negaba casi totalmente la influencia de variables biológicas o predisposiciones innatas. De esta forma la mente del recién nacido era una especie de 'hoja en blanco' sobre la que los diferentes comportamientos vendrían determinados por las circunstancias ambientales de determinadas experiencias, por lo que las diferencias entre los distintos individuos serían fruto únicamente de esas distintas experiencias. La escuela conductista reforzó los estudios experimentales e incorporó la psicología infantil a la corriente fundamental de la psicología. No obstante, aunque sus contribuciones al estudio del desarrollo fueron importantes, hoy su perspectiva se considera excesivamente simplista.

A comienzos de la década de 1960, la atención se volcó en los estudios del psicólogo suizo Jean Piaget, quien desde los años veinte había escrito sobre el desarrollo cognitivo del niño. Piaget denominaba a su ciencia como epistemología genética (estudio del origen del conocimiento humano) y sus teorías dieron lugar a trabajos más avanzados y profundos, con más entidad teórica en psicología infantil. Estos trabajos utilizan tanto métodos de observación como experimentales y, teniendo en cuenta el comportamiento, integran variables biológicas y ambientales. Podemos afirmar que la actual psicología evolutiva tiene sus orígenes en la teoría de la evolución darwiniana, pero también incorpora las preocupaciones de Watson y los conductistas por las influencias ambientales.

Teorías evolutivas o del desarrollo

Una teoría del desarrollo debe reflejar el intento de relacionar los cambios en el comportamiento con la edad cronológica del sujeto; es decir, las distintas características conductuales deben estar relacionadas con las etapas específicas del crecimiento. Las leyes que regulan las transiciones entre estas diferentes etapas del desarrollo también deben identificarse. Las principales teorías evolutivas son la teoría freudiana de la personalidad y la de la percepción y cognición de Piaget. Ambas explican el desarrollo humano en la interactividad de las variables biológicas y ambientales.

La teoría de Freud sostiene que una personalidad sana requiere satisfacer sus necesidades instintivas, a lo que se oponen el principio de realidad y la conciencia moral, representados desde una perspectiva estructural por las tres instancias de la personalidad: el ello (fuente de los impulsos instintivos), el yo (instancia intermedia, que trata de controlar las demandas del ello y las del superyó adaptándolas a la realidad) y el superyó (representación de las reglas sociales incorporadas por el sujeto, especie de conciencia moral).

El centro fisiológico de los impulsos instintivos se modifica con la edad, y los periodos de los diferentes centros se denominan etapas. El 'ello' de los recién nacidos, por ejemplo, alcanza la máxima satisfacción al mamar, actitud que define la etapa oral, primera etapa de las cuatro que permiten llegar a la sexualidad adulta. Freud integró así en su teoría las variables biológicas y las ambientales.

Por su parte, Piaget basa sus teorías sobre el supuesto de que desde el nacimiento los seres humanos aprenden activamente, aún sin incentivos exteriores. Durante todo ese aprendizaje el desarrollo cognitivo pasa por cuatro etapas bien diferenciadas en función del tipo de operaciones lógicas que se puedan o no realizar:

En la primera etapa, la de la inteligencia sensomotriz (del nacimiento a los 2 años aproximadamente), el niño pasa de realizar movimientos reflejos inconexos al comportamiento coordinado, pero aún carece de la formación de ideas o de la capacidad para operar con símbolos.

En la segunda etapa, del pensamiento preoperacional (de los 2 a los 7 años aproximadamente), el niño es capaz ya de formar y manejar símbolos, pero aún fracasa en el intento de operar lógicamente con ellos, como probó Piaget mediante una serie de experimentos.

En la tercera etapa, la de las operaciones intelectuales concretas (de los 7 a los 11 años aproximadamente), comienza a ser capaz de manejar las operaciones lógicas esenciales, pero siempre que los elementos con los que se realicen sean referentes concretos (no símbolos de segundo orden, entidades abstractas como las algebraicas, carentes de una secuencia directa con el objeto).

Por último, en la etapa de las operaciones formales o abstractas (desde los 12 años en adelante, aunque, como Piaget determinó, la escolarización puede adelantar este momento hasta los 10 años incluso), el sujeto se caracteriza por su capacidad de desarrollar hipótesis y deducir nuevos conceptos, manejando representaciones simbólicas abstractas sin referentes reales, con las que realiza correctamente operaciones lógicas.

Desarrollo infantil

Los diversos aspectos del desarrollo del niño abarcan el crecimiento físico, los cambios psicológicos y emocionales, y la adaptación social. Muchos determinantes condicionan las pautas de desarrollo y sus diferentes ritmos de implantación.

¿Herencia o ambiente?

Todos están de acuerdo en que las pautas del desarrollo del niño están determinadas conjuntamente por condiciones genéticas y circunstancias ambientales, aunque subsisten vehementes discrepancias sobre la importancia relativa de las predisposiciones genéticas de un individuo. La investigación de este problema ha sido abordada varias veces a través del estudio comparativo de las semejanzas y diferencias entre gemelos monocigóticos (univitelinos), que crecen en ambientes distintos, y gemelos que han crecido juntos.

La hipótesis subyacente a estos estudios es que si la carga genética es determinante, los gemelos que han sido separados serán tan similares en la mayoría de los aspectos medidos como los que han vivido juntos. Esta hipótesis asume la existencia de una clara diferencia entre los ambientes de los gemelos separados, algo que parece bastante cuestionable. Excepto en algún caso en el que el entorno sea especialmente hostil, las pautas y las medidas del desarrollo físico y motor parecen estar genéticamente controladas, pero las investigaciones también indican que ambas variables, genéticas y ambientales, contribuyen al comportamiento intelectual.

También existe un componente genético en los caracteres de la personalidad como la introversión/extroversión, nivel de actividad o predisposición a las psicosis. Con relación a este último aspecto, debemos señalar que, aunque se ha avanzado bastante en la identificación de las causas genéticas de los trastornos mentales, aún es necesaria una mayor investigación para comprender mejor cómo actúan los condicionantes genéticos en los niños normales.

Crecimiento físico

Por lo general, un recién nacido pesa 3,4 kilos, mide 53 centímetros y presenta un tamaño de cabeza desproporcionadamente mayor que el resto del cuerpo. En los tres primeros años el aumento de peso es muy rápido, después se mantiene relativamente constante hasta la adolescencia, momento en el que se da el 'estirón' final, menor, no obstante, que el de la infancia. Los estudios realizados muestran que la altura y el peso del niño dependen de su salud, disminuyendo durante las enfermedades para acelerarse de nuevo al restablecerse la salud, hasta alcanzar la altura y el peso apropiados.

Actividad motora

Entre el nacimiento y los 2 años tienen lugar los cambios más drásticos en este terreno. El niño pasa de los movimientos descoordinados del recién nacido, en el que predomina la actividad refleja, (por ejemplo, el reflejo de prensión, que si se roza provoca el cierre involuntario de los dedos de la mano formando un puño), a la coordinación motora del adulto a través de una serie de pautas de desarrollo complejas. Por ejemplo, el caminar, que suele dominarse entre los 13 y los 15 primeros meses, surge de una secuencia de catorce etapas previas.

La investigación muestra que la velocidad de adquisición de las capacidades motoras es determinada de forma congénita, y que en su aprendizaje no influye la práctica. No obstante, si el sujeto es sometido a restricciones motoras severas, se alterarán tanto la secuencia como la velocidad de este proceso.

Después de adquirir las capacidades motoras básicas, el niño aprende a integrar sus movimientos con otras capacidades perceptivas, especialmente la espacial. Ello es crucial para lograr la coordinación ojo/mano, así como para lograr el alto nivel de destreza que muchas actividades deportivas requieren.

Lenguaje

La capacidad para comprender y utilizar el lenguaje es uno de los principales logros de la especie humana. Una característica asombrosa del desarrollo del lenguaje es su velocidad de adquisición: la primera palabra se aprende hacia los 12 meses, y a los 2 años de edad la mayoría de los niños tienen ya un vocabulario de unas 270 palabras, que llegan a las 2.600 a la edad de 6 años. Es casi imposible determinar el número de construcciones posibles dentro del lenguaje individual. No obstante, los niños construyen frases sintácticamente correctas a los 3 años y construcciones verbales muy complejas a los 5 años.

Este extraordinario fenómeno no puede explicarse simplemente desde la teoría del aprendizaje, lo que ha llevado a establecer otras hipótesis. La más destacada es, posiblemente, la del lingüista estadounidense Noam Chomsky, quien planteó que el cerebro humano está especialmente estructurado para comprender y reproducir el lenguaje, por lo que no requiere aprendizaje formal, y se desarrolla al entrar el niño en contacto con él. Aunque los psicolingüistas del desarrollo no están de acuerdo con todos los conceptos de Chomsky, sí aceptan los sistemas lingüísticos mentales especiales. Aún hoy, los teóricos del lenguaje especulan con la relación entre el desarrollo cognitivo y el lenguaje, asumiendo que éste refleja los conceptos del niño y se desarrolla al mismo tiempo que sus conceptos son más profundos.

Formación de la personalidad

Las teorías de la personalidad intentan describir cómo se comportan las personas para satisfacer sus necesidades físicas y fisiológicas. La incapacidad para satisfacer tales necesidades crea conflictos personales. En la formación de la personalidad los niños aprenden a evitar estos conflictos y a manejarlos cuando inevitablemente ocurren. Los padres excesivamente estrictos o permisivos limitan las posibilidades de los niños al evitar o controlar esos conflictos.

Una respuesta normal para las situaciones conflictivas es recurrir a los mecanismos de defensa, como la racionalización o la negación (por ejemplo, rechazando haber tenido alguna vez una meta u objetivo específico, aunque sea obvio que se tuvo). Aunque todos hemos empleado mecanismos de defensa, debemos evitar convertirlos en el único medio de enfrentarnos a los conflictos. Un niño con una personalidad equilibrada, integrada, se siente aceptado y querido, lo que le permite aprender una serie de mecanismos apropiados para manejarse en situaciones conflictivas.

Inteligencia y aprendizaje

La inteligencia podría definirse como la capacidad para operar eficazmente con conceptos verbales abstractos. Esta definición se refleja en las preguntas de los tests de inteligencia infantiles. Dos de los más conocidos, el Stanford-Binet y el Weschler Intelligence Scale for Children (más conocido por WISC, versión infantil de la WAIS -Weschler Adult Intelligence Scale-, la prueba individual de inteligencia más famosa) se usan tanto para medir el desarrollo intelectual del niño como para predecir sus resultados académicos. Debido a que el aprendizaje escolar depende, al parecer, de la capacidad de razonamiento verbal, el contenido de estos tests es muy apropiado, como demuestra la relación que hay entre los resultados de los tests de inteligencia y el éxito escolar. Sin embargo, las predicciones basadas exclusivamente en los tests de este tipo resultan imperfectas, porque no miden la motivación y el conocimiento sobre las capacidades necesarias para el éxito escolar es incompleto. Por otro lado, se ha cuestionado que los tests de inteligencia sean apropiados para niños de minorías étnicas, que pueden no responder adecuadamente a ciertos ítems debido a diferencias culturales o a la falta de comprensión del lenguaje empleado, más que por una deficiencia intelectual. Por ello, los tests de inteligencia deben interpretarse con sumo cuidado, dentro de un proceso de evaluación psicológica completo y profesional, y nunca de forma aislada, con capacidad explicativa y/o predictiva absoluta.

Relaciones familiares

Las actitudes, valores y conducta de los padres influyen sin duda en el desarrollo de los hijos, al igual que las características específicas de éstos influyen en el comportamiento y actitud de los padres.

Numerosas investigaciones han llegado a la conclusión de que el comportamiento y actitudes de los padres hacia los hijos es muy variada, y abarca desde la educación más estricta hasta la extrema permisividad, de la calidez a la hostilidad, o de la implicación ansiosa a la más serena despreocupación.

Estas variaciones en las actitudes originan muy distintos tipos de relaciones familiares. La hostilidad paterna o la total permisividad, por ejemplo, suelen relacionarse con niños muy agresivos y rebeldes, mientras que una actitud cálida y restrictiva por parte de los padres suele motivar en los hijos un comportamiento educado y obediente. Los sistemas de castigo también influyen en el comportamiento. Por ejemplo, los padres que abusan del castigo físico tienden a generar hijos que se exceden en el uso de la agresión física, ya que precisamente uno de los modos más frecuentes de adquisición de pautas de comportamiento es por imitación de las pautas paternas (aprendizaje por modelado).

Relaciones sociales

Las relaciones sociales infantiles suponen interacción y coordinación de los intereses mutuos, en las que el niño adquiere pautas de comportamiento social a través de los juegos, especialmente dentro de lo que se conoce como su 'grupo de pares' (niños de la misma edad y aproximadamente el mismo estatus social, con los que comparte tiempo, espacio físico y actividades comunes). De esta manera pasan, desde los años previos a su escolarización hasta su adolescencia, por sistemas sociales progresivamente más sofisticados que influirán en sus valores y en su comportamiento futuro. La transición hacia el mundo social adulto es apoyada por los fenómenos de liderazgo dentro del grupo de iguales, donde se atribuyen roles distintos a los diferentes miembros en función de su fuerza o debilidad. Además, el niño aprende a sentir la necesidad de comportarse de forma cooperativa, a conseguir objetivos colectivos y a resolver conflictos entre individuos. La conformidad (acatamiento de las normas del grupo social) con este grupo de pares alcanzará su cota máxima cuando el niño llegue a la pubertad, a los 12 años aproximadamente, y nunca desaparecerá del comportamiento social del individuo, aunque sus manifestaciones entre los adultos sean menos obvias.

Los miembros de los grupos de pares cambian con la edad, tendiendo a ser homogéneos (del mismo sexo, de la misma zona) antes de la adolescencia. Después pasan a depender más de las relaciones de intereses y valores compartidos, formándose grupos más heterogéneos.

Socialización

El proceso mediante el cual los niños aprenden a diferenciar lo aceptable (positivo) de lo inaceptable (negativo) en su comportamiento se llama socialización. Se espera que los niños aprendan, por ejemplo, que las agresiones físicas, el robo y el engaño son negativos, y que la cooperación, la honestidad y el compartir son positivos. Algunas teorías sugieren que la socialización sólo se aprende a través de la imitación o a través de un proceso de premios y castigos. Sin embargo, las teorías más recientes destacan el papel de las variables cognitivas y perceptivas, del pensamiento y el conocimiento, y sostienen que la madurez social exige la comprensión explícita o implícita de las reglas del comportamiento social aplicadas en las diferentes situaciones tipo.

La socialización también incluye la comprensión del concepto de moralidad. El psicólogo estadounidense Lawrence Kohlberghas demostró que el pensamiento moral tiene tres niveles: en el inferior las reglas se cumplen sólo para evitar el castigo (nivel característico de los niños más pequeños), y en el superior el individuo comprende racionalmente los principios morales universales necesarios para la supervivencia social. Hay que tener en cuenta que la comprensión de la moralidad a menudo es incoherente con el comportamiento real, por lo que, como han mostrado algunas investigaciones empíricas, el comportamiento moral varía en cada situación y es impredecible.

Tendencias actuales

Los psicólogos infantiles continúan interesados en la interacción de los condicionantes biológicos y las circunstancias ambientales que influyen en el comportamiento y su desarrollo, en el papel de las variables cognitivas en la socialización, especialmente en la adopción del rol sexual correspondiente, y en la comprensión misma de los procesos cognitivos, su adquisición y evolución. Actualmente, los psicólogos están de acuerdo en que determinados factores biológicos de riesgo, como el peso escaso en el momento del nacimiento, la falta de oxígeno antes o durante el mismo y otras desventajas físicas o fisiológicas son importantes en el desarrollo y en el comportamiento posterior del individuo. Diversos estudios longitudinales tratan de determinar cómo los factores de riesgo afectan a las experiencias infantiles, y cómo las diferencias en estas experiencias afectan a su comportamiento. Estas investigaciones aportarán nuevos métodos de ayuda a los niños con factores de riesgo para un mejor desarrollo.

Por otro lado, la función de las variables cognitivas en el aprendizaje de los roles sexuales y los estereotipos sobre las diferencias sexuales entre los niños están en proceso de investigación, aunque sólo se han localizado pequeñas diferencias: por ejemplo, las niñas suelen ser mejores en las actividades que requieren capacidades verbales, y los niños en las que dependen de capacidades matemáticas; tampoco está claro cómo interactúan las condiciones innatas con las circunstancias ambientales para producir tales diferencias. Los roles sexuales se han definido nítidamente en nuestra cultura, pero la presión favorable para el cambio de estas pautas está rompiendo poco a poco los estereotipos, permitiendo que un individuo, con independencia de su sexo, cambie o adapte su comportamiento a las exigencias de las situaciones específicas con las que se enfrenta.

Gran parte de las investigaciones actuales en psicología del desarrollo o evolutiva tratan de identificar los componentes cognitivos (la memoria o la capacidad de atención) empleados en la resolución de problemas. Algunos psicólogos estudian la identificación de los procesos que se presentan durante la transición de un nivel de pensamiento a otro en el desarrollo del individuo. Otras áreas de investigación hacen referencia a los componentes cognitivos de la lectura y el cálculo.

Se espera que todas estas investigaciones mejoren los métodos de enseñanza escolar y de educación especial.
Nunca é cedo demais para ensinar a seus filhos que os melhores presentes não podem ser comprados. Aproveite as festas para dar a eles algo precioso – que não custa nada, mas que ficará para o resto da vida


31. Caridade. Junte roupas e brinquedos que seus filhos não usam mais e doe a uma creche, um orfanato. Se puder levar até lá junto com seus filhos, ainda melhor: um
aprendizado para toda a vida.

32. Colinho de mãe. Se há uma coisa que a gente nunca deixa de querer é colo de mãe. Não importa a idade, tem hora que todo mundo fica carente e quer um colinho de mãe mesmo. Ofereça o seu, sempre, mesmo quando seus filhotes pareçam só estar fazendo birra... pois colo de mãe nunca é demais.

33. Valorizar tudo o que vier deles. Sabe aqueles rabiscos ininteligíveis que a criança adora fazer e dar de presente? Pois saiba recebê-los como se fossem os presentes mais preciosos do mundo. Seus filhos se sentem amados pelo que são, ganham autoestima e produzem mais e melhor.

34. De graça. Ensinar que há coisas que o dinheiro não compra meeeesmo: alegria, amor, respeito, amizade, ternura = tudo de bom, valores que nossos filhos recebem de graça e devem aprender a valorizar, sempre.

35. Pedir perdão. Não significa perder a autoridade, não. Todo mundo erra. Por mais que a gente tente ser justo, há horas em que pisamos na bola. Uma bronca exagerada, um castigo desnecessário, um grito fora de hora... Depois, a gente fica mal, com aquele
peso na consciência. Peça perdão: ao pedir desculpas você ensina seu filho a reconhecer o erro e reparar o que foi feito.

36. Saber ouvir. Falar é prata, ouvir é ouro, diziam nossas avós. Ouça o que seu filho tem a dizer, sem repreender, interromper ou dar conselhos. Um pai se julgava exemplar até seu filho de 7 anos, em terapia, dizer a ele tudo o que pensava. O pai nunca imaginou que era daquele jeito que o filho o via. Ouvir é preciso!






37. Ler um livro juntos. Cada um lê um pouco, em dias alternados, e vocês, juntos, criam um mundo particular, cheio de significados.

38. Dar liberdade. Seu filho deve bater as asas sempre que tiver oportunidade. Dormir na casa de um amigo, passar um tempo com os avós, para sentir e controlar a saudade de casa. Os muito pequenos, às vezes, ligam pedindo socorro. Dependendo do caso, corra para buscá-los. Por enquanto, é só um teste...

39. Dar risada. Nada mais saudável! Dê risada em todas as horas possíveis. E mostre ao seu filho que é muito bom aprender a rir da gente mesmo! É algo que vai ajudá-lo para o resto da vida.

40. Amar, amar, amar, amar demaaaaais. Encher os filhos de amor e passar adiante esse sentimento através de seu exemplo. Tá combinado?
Nunca é cedo demais para ensinar a seus filhos que os melhores presentes não podem ser comprados. Aproveite as festas para dar a eles algo precioso – que não custa nada, mas que ficará para o resto da vida


21. Criar uma peça de teatro. É uma curtição! Os pais ajudam os filhos a montar um verdadeiro espetáculo, com palco, cortina e tudo: inventam texto, figurino, cenário; fazem convites e, na data marcada, encenam uma apresentação inesquecível para o resto da família. Com direito a fotos, é claro!

22. Ter um diário ou escrever memórias num caderno. É um hábito riquíssimo. Nossa diretora editorial, a Monica, faz isso desde garota. A vida está cheia de coisas fascinantes (às vezes boas, outras nem tanto) e são essas experiências de vida que nos fazem ser quem somos. Mais pra frente, quando seu pequeno for um adulto, vocês podem reler juntos as aventuras e os momentos felizes de suas vidas. Recordar é viver, né?






23. Ter um amigo. Dizem que amigos são a família que a gente escolhe. É verdade. Cultivar uma amizade, respeitar as diferenças e aproveitar muuuito um amigo é uma
das bênçãos da vida. E, se for de verdade, fica do nosso lado pra seeeeempre.

24. No escurinho do cinema. Pode ser um filme bacana que está no circuito, para o qual vocês compram ingressos, curtem na telona com a sala escura e, depois, vão comer o hambúrguer favorito numa lanchonete. Ou então em casa, mesmo, no sofá, com pipoca e guaraná. Se possível, tire do baú vídeos antigos, de quando você e eles eram pequenos... doces memórias!

25. Saúde sempre em dia. Quando um filho se machuca, a gente se machuca também. Com saúde não se brinca e, por eles, a gente faz tudo. Cuidar deles com carinho, levar ao médico, ficar de olho, não tem preço. É um presentão indispensável que damos aos pequenos.

26. Entusiasmo. A palavra vem do grego e quer dizer ter Deus dentro de si. A pessoa entusiasmada faz as coisas acontecerem. Cultivando o entusiasmo você ensina seu
filho a ter entusiasmo pela vida, pelas pessoas, por seus sonhos. É lindo.

27. Ter fé. Acreditar é uma bênção. Ter a certeza de que existe algo maior que nós, independentemente da religião. Essa crença nos ajuda a entender melhor a vida, lidar com nossos problemas, desenvolver a esperança, instrumentos valiosos para o futuro deles.

28. Respeitar o próximo. É vital para ser respeitado. É uma dádiva aprender, desde cedo, a respeitar o outro numa sociedade tão individualista. Somos melhores se acreditamos que todos são iguais e devem ser tratados com a mesma delicadeza. Para Rousseau, sempre foi mais valioso ter o respeito do que a admiração das pessoas. A
gente concorda com ele, totalmente.

29. Correr atrás dos sonhos. Os sonhos são a forma onde criamos a realidade. Não há nada melhor do que correr atrás de um sonho e ver que seu esforço resultou num final feliz. Sonhe com seus filhos: quando acreditamos e trabalhamos nesse sentido, nossos sonhos se realizam.

30. A importância do carinho. Dizer aos filhos o quanto eles são importantes pra gente é algo que deve ser feito SEMPRE – e desde cedo. Eles podem não entender, mas sentem. Afeto é um investimento para toda a vida. Tratados com afeto, os filhos serão afetuosos e construirão um mundo melhor.
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11. Piquenique no quintal, na varanda do prédio, no sítio da família, na casa da avó... Não importa o lugar, o que vale é aquele clima gostoso, todo mundo comendo com as mãos, batatinha, cachorro-quente, refrigerante, suas guloseimas favoritas, risadas, brincadeiras. Uma farra, cujas memórias a gente guarda para o resto da vida.

12. Montar a árvore de Natal. Vocês escolhem juntos a árvore e fazem os enfeites. Pintam bolas, fazem laços, penduricalhos de pipoca, fitas, papel. Vale a sensação de ter a árvore mais linda do mundo (mesmo que ela não seja lá essas coisas).

13. Compor uma música. Se você leva jeito para algum instrumento, ótimo. Senão, vá inventando estrofes com seu filho: o legal é ter a cara dos dois. Se der para gravar, melhor ainda. E faça cópias: não vá perder uma preciosidade dessas.

14. Ensinar uma receita de família. Libere geral a cozinha, façam uma lambança, lambam os dedos e, depois, limpem tudo. Enquanto estiverem com a mão na massa, conte como era a vida quando você aprendeu aquela receita... e bom apetite!

15. Um passo só seu. Som na caixa, uma roupa gostosa e dancem à vontade, como se ninguém estivesse vendo. Inventem um, dois, mil passos, criem uma coreografia
maluca – e que, na hora da festa, só vocês sabem dançar... É fera!

16. O barquinho vai... Num dia de chuva, ensine seu filho a fazer barquinhos de papel, formar uma flotilha e "navegar” para aqueles lugares que vocês adorariam conhecer. E aproveitem para cantarolar: “O barquinho vai...”

17. Inventar uma festa original para o Ano Novo, por exemplo. Pode ser um luau, com a dança do hulahula na praia, saias de ráfia, colar de flores, tudo inventado por vocês. “Da última vez que fizemos o hula-hula em Ubatuba”, conta Patrícia Broggi, “o sol, de presente, se pôs e ganhamos uma enorme lua no céu”. Não é lindo?

18. Clube das Mulheres. Bole um dia só de mães, filhas e amigas: ir ao shopping, ao salão de beleza, almoçar num lugar bacana, pegar um cinema, dar risada, abraços e
beijinhos. O tempo não pára. Aproveitem!

19. Lugares novos, de outro jeito. Vá a pé, de metrô ou ônibus visitar um museu ou um parque com seu filho. Caminhadas e transporte coletivo soam como novidade quando não fazem parte da rotina das crianças. De quebra, elas ainda aprendem a se situar e a entender melhor a cidade.

20. Brinquedo de sucata. Moderno e ecológico: criar algo único a partir de objetos descartados. Seu filho aprende que nada se perde e tudo se transforma. Solte a imaginação: móbiles de CDs, instrumentos musicais com garrafas PET, casinhas de caixas, tampinhas de garrafa...Invente!
40 presentes que o dinheiro não compra
por equipe Pais&FIlhos 28 de novembro, 2008


Nunca é cedo demais para ensinar a seus filhos que os melhores presentes não podem ser comprados. Aproveite as festas para dar a eles algo precioso – que não custa nada, mas que ficará para o resto da vida




1. Tomar banho de chuva, tem coisa mais gostosa? Dançar na chuva, sentir na boca o gosto da água, até você e seus filhos ficarem ensopados. Você tem vergonha? Deixa disso, Gene Kelly fez tudo isso com o maior charme num filme antológico, Cantando na
Chuva. Aliás, ótimo para vocês verem juntos depois daquele banho quentinho...

2. Ensinar um jogo. Não vale videogame ou brinquedo comercial, mas, sim, queimada, taco, mico, pular corda, amarelinha. Aquelas coisas você adorava fazer quando era criança.

3. Cuidar da natureza é tudo! A sábia escritora Ruth Rocha diz: “Para que a Terra continue a nos dar tudo o que precisamos para viver é preciso cuidar dela melhor que da nossa própria casa. Da casa podemos nos mudar, da Terra não”. Criança tem de saber, desde cedo, que a natureza é sagrada. Tem coisa melhor do que regar jardim, cuidar de plantas e de bichinhos, fazer trilhas e andar na praia com seu filho?

4. Empinar pipa, lembra? Juntar as varetas, colar o papel, fazer a rabiola e sair por aí empinando. Deixe a timidez de lado e vire criança de novo: vá até o parque ou descampado mais próximo de sua casa e divida com seus filhos a alegria de ver a pipa subir, subir, subir... Ou cair, cair, cair. O que vale é a diversão. Se joga!

5. Plantar feijão no algodão. Tem coisa mais escola primária? E mais profunda?
Ver a vida se reproduzir ali, num vasinho que você monta com as crianças, joga a semente e, depois, fica vendo a plantinha crescer. Além de observar como é lindo o ciclo da vida, seu filho aprende, na prática, que, se tratamos bem a natureza, ela nos dá belos frutos.

6. Um banho de piscina ou de esguicho. No prédio, no clube, em casa de amigos, em piscinas municipais e até em hotéis bacanas na sua cidade onde dá para freqüentar a piscina pagando por dia. Se nada disso der certo, sempre há o bom e velho banho de esguicho no quintal.

7. Cuidar dos bichos. Dar comida, banho, passear, visitar o veterinário: ter um bichinho, além de divertido, também implica amor e responsabilidade.

8. Criar o “Dia do Errado”. Neste dia, vale tudo: faltar ao trabalho e à escola, pra você e seu filho ficarem livres de tudo! Vestir roupa do avesso, comer em horas
erradas, pois o bom de levar uma vida certinha é poder quebrar as regras uma vez ou outra, né?

9. “Hoje quem manda é você”.
Assuma: vez ou outra, as crianças devem sentir o gostinho de assumir o controle. Qual será o almoço, o passeio, a roupa, o lanche da tarde? Eles escolhem tudo! Dentro dos limites do bom senso, claro. Aí eles sacam que a vida é cheia de opções e que nem sempre é fácil tomar todas as decisões.

10. Contar histórias. Essa é das antigas e nunca sai de moda. Saiba que as histórias que você conta para eles vão fazer parte de seu imaginário por muito tempo. Através delas visitam o mundo sem sair de casa e vivem as alegrias e dificuldades que os heróis das histórias enfrentam. Quando forem heróis de sua própria história vão lembrar com carinho desses momentos.
La creatividad en las distintas etapas de la vida
La creatividad es...ver algo que todavía no existe. Aprender a descubrir, inventar, caminar por caminos no conocidos, actuar de modo novedoso y original. ¿No será una propuesta fantasiosa? Sin embargo es algo que todos hemos realizado en los primeros años de nuestra vida. El niño es una permanente pregunta espontánea, una capacidad de sorpresa y admiración. Tal vez observando la actitud del niño podemos encontrar como adultos nuestra posibilidad de ser creativo. No son necesarias grandes obras de arte, solo la simplicidad de observar la vida con claridad de pensamiento y acción. Recuerdo a una amiga que el día de su cumpleaños llamaba a sus conocidos a darles la novedad, por si lo habían olvidado. Era sencillamente creativa. Sencillez, no es tontería.

Esto lo escribió un niño, llamado Lucas, que concurría a un Taller Literario para chicos de 7 años cuando escribió esto:

Los chicos necesitan paz.
Porque no tenemos dinero y eso nos preocupa el corazón. Los chicos se preocupan mucho por las cosas que pasan. Porque nuestros padres no tienen trabajo, no es como antes en que tenían mas trabajo. Los chicos nos damos cuenta que las cosas cambiaron mucho. Desde afuera hasta adentro. Pero hay que tener fe para que todo cambie o bajar los brazos y poner ganas.

La creatividad en los chicos
El proceso de entrada en la cultura, en la culturización del niño, parece frenar su crecimiento creativo.
uando el niño permanece en el Jardín de Infantes todas sus creaciones son valoradas y distinguidas como tales. Como el resultado de su creatividad. Sus trabajos con masa, con crayones, con diferentes elementos, las canciones, los juegos. Todos, todos son actos creativos y como tales se valoran. A veces resulta difícil a los papás aceptar que esos rudimentos de dibujos o modelados son resultados del acto creativos de su hijito. Y aparece la crítica, el juicio, que poco a poco va minando la capacidad creadora y obligando al niño a ocultar lo que debería ser estimulado y aceptado.
Cuando trabajamos en el Taller Literario, con chicos entre siete y diez años comprobamos como un pequeño estímulo, un comentario positivo, ilumina, por así decirlo el espacio creativo, pero para ello, los adultos debemos estar conectados con nuestra propia creatividad.
Aquí algo de María Belén escrito a los 9 años

La invitación

Había una vez un niño llamado Leonardo, todos los días iba a la escuela y aprendía muchas cosas. Pero un día se sintió muy mal porque un compañero invitó a todos los chicos del grado menos a él. Cuando Leonardo llegó a su casa se puso a llorar porque le dolió que su compañero Juan se haya olvidado de él. Al verlo su mamá le preguntó:- ¿Qué te pasa Leonardo? ¿porqué estas llorando?
El le contó lo que había pasado y la angustia que tenía.
-No te pongas mal Leonardo , tu invitación llegó por correo.
Leonardo se puso muy contento y se fue al cumpleaños de Juan a jugar. ...Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

¿Cómo aprende el niño a ser creativo?
El niño es espontáneamente creativo, aprende a serlo como aprende a caminar, hablar, correr, sonreir. Posteriormente aprende, ya no tan espontáneamente a leer, escribir, sumar y restar y demás saberes de la escuela. Aprende fundamentalmente conocimientos que son vividos por los adultos como importantes , entonces aquellos aprendizajes espontáneos son dejados poco a poco de lado y pasan a segundo plano. En nuestra concepción de la educación no parece necesario profundizar en como pensar mejor, en como preguntarse y preguntar mas profundamente, en como llegar a ser más creativo. Si aceptáramos la idea de que la inteligencia es el resultado de la educación y no una cuestión de genes, preservaríamos en nosotros y en nuestros hijos una actitud similar a la del niño que fuimos. Algunos genios llegan a serlo precisamente así preservando la mirada nueva, sorprendida, interrogante, entusiasmada, que vive estrenando el mundo. Creo que es posible con tesón y entrenamiento, fomentar en nosotros mismos, una forma de mirar nuestro propio mundo particular, conseguir formas originales de enfrentar nuestros problemas, buscar pequeños instantes de creación. Aunque apagada y casi inaudible sigue existiendo esa voz del niño que fuimos que tímidamente nos dice..”Haz aquello, anímate a probar, anímate a cambiar, anímate a jugar. El niño crea jugando. Cuando juega es libre, Sabe cual es la canción adecuada para su estado interior, cual el cuento que quiere inventar, cual el trazado que desea expresar .Respetemos su creatividad. El niño no miente, crea, inventa, relata su apreciación de lo que sucede en su mente, mientras va creciendo.

¿Qué sucede en la adolescencia?
Poco a poco el niño necesita buscar su propio espacio ir modelando como un artista su propia vida, su personalidad. Siente la necesidad de liberarse pero a la vez sentir que el amor y la protección de los padres siguen existiendo, como un puerto seguro donde refugiarse. Busca la identificación con sus pares como una forma de seguir siendo aceptado, incluido. Son muy complejas las relaciones con el grupo familiar en el tironeo por la independencia y el temor a quedar aislado. Los padres tendemos a aconsejar demasiado, a opinar por demás y esta manera de relacionarnos con los hijos es vivido por el adolescente como una forma de control, de imposición a la que opone fuerte resistencia. Pero... pertenecer al grupos de pares, no es tarea fácil, estos tiene códigos de permanencia que a veces resultan dolorosos y dificiles de cumplir. Consignas crueles, discriminación, competencia , adicciones. La sociedad de consumo, condiciona mucho la vida de los jóvenes, confundiendo cuales son los logros que realmente los harían sentir bien. La creatividad, el poder ejercerla resulta difícil en una época de gran dependencia de la opinión iguales. El temor a aparecer “diferente” coarta mucho el desarrollo de acciones creativas que podrían diferenciarlos demasiado del grupo. Sin embargo, los sueños, las ilusiones, las fantasías amorosas , de triunfo y gloria también son una forma de creatividad. Son importante los espacios donde poder desarrollar el espíritu creativo talleres de escritura, pintura , cerámica , música por ejemplo. Son posibilidades de ofrecer un “lugar” donde canalizar la producción creativa. Se viven esos espacios como una zona de “alivio” donde cada uno puede ser como lo desea sin temor a la opinión y la crítica de los otros. Convengamos en que no todos los adolescentes se “permiten “ese alivio de poder canalizar a través de la creación sus conflictos , deseos y esperanzas. Esto lo escribió Facundo, un joven de 16 años:

La paz

La paz me sugiere algo bueno en el mundo porque la gente se uniría respetándose como seres humanos, no como líderes o idealistas o religión. Si no como personas mas allá de todo aspecto. Miraríamos el mundo como un lugar donde poder vivir sin conflictos y si los hay la solución sería pacífica y no la más fácil, la guerra. Es la economía como una rueda rectangular, cada uno sabe en que lado está. Algunos están arriba, otros están abajo y otros en sus costados. Todos son conscientes de que nada se volteará ,de que todo seguirá así. Porque la historia de a poco fue moldeando sus bien, su capital. Y algunas la administraron bien y otras mal por eso que hoy nos encontramos en una rueda sin costados.
La regla es simple, se está arriba o abajo, en la miseria.

La creatividad en el adulto
Creación, creador, creativo, son términos que derivan de la palabra cráter “boca de un volcán”. No es casual su significado ya que la creatividad es un fuego, una combustión interior que todos tenemos , pero que pocos somos los que nos animamos a ella. La manera de encarar la vida de las personas creativas ante las tareas que le corresponden en todos los ámbitos, no solo laborales, sino también familiares, espirituales, artísticos, presenta características que podríamos mencionar como paz. confianza, curiosidad, entusiasmo, libertad inicial de bloqueos y de barreras. La persona creativa no mira cada nueva situación como algo amenazante, perturbador, ante lo que se encuentra sin recursos. Se entrega a esa situación poniendo en ejercicio sus propias capacidades. No es que piense que todo lo va a realizar sin esfuerzo, lo vive como un paseo al campo, regresará cansado, pero lleno de vitalidad. Ante una situación nueva probablemente se encuentre perdido, como cualquiera de nosotros , pero esa novedad no lo paraliza, sino que por el contrario lo estimula a ejercitar libertad y espontaneidad en las respuestas que deba construir. Las tareas iniciales, pueden acobardarnos, llenándonos de temor o servir de estímulo para nuestra curiosidad que nos incita a involucrarnos. Es necesario creer en nosotros mismos, no de una manera autoengañosa, sino confiando en nuestras capacidades. Especialmente en aquellas tareas por las que nos sentimos atraídos de una forma natural, si nos damos la oportunidad de averiguarlo, nos daremos cuenta que nuestras capacidades no difieren tanto de las de aquellos que consideramos expertos en el tema. Muchos logros dependen de la dedicación y el empeño que pongamos en su realización. Es interesante pensar que los que ya han llegado a lo mismo que nosotros deseamos, se han dado la oportunidad de colocarse allí, donde han florecido sus capacidades personales. Cuando elegimos con gusto una actividad creativa, ese gusto por la misma hace que podamos dedicarnos a ella con intensidad, convirtiendo el esfuerzo en satisfacción.

¿Cuáles serían los bloqueos mas importantes para nuestro trabajo creativo?
Los bloqueos más potentes en cada uno de nosotros y a la vez los más difíciles de conocer son los bloqueos de origen afectivo. Los afectos impregnan profundamente nuestra personalidad mas de lo que sospechamos.Influyen de modo negativo en nuestra actividad creativa:
La apatía, la abulia, la pereza ante el momento de empezar nuestra tarea. Ese momento del comienzo es para muchos de nosotros el momento más antipático de nuestra actividad creativa. Temor ante lo desconocido, preocupación de tomar una decisión equivocada. Desconfianza de nosotros mismos, viéndonos como incapaces. Confiemos en nuestra capacidad de discernimiento, elijamos la manera de comenzar que nos parezca mas adecuada. Pensemos que esta es una posibilidad entre las muchas maneras de comenzar la actividad y que siempre estamos a tiempo de rectificar el rumbo.

¿Cuáles serían los bloqueos afectivos?
El miedo al fracaso, a la equivocación , al ridículo, a la opinión ajena. El fracaso es muchas veces el anticipo del éxito, siempre que podamos aprender de él Del fracaso aprendemos como debemos hacer las cosas para que sean exitosas. Nuestra formación educativa tiende a valorar muy negativamente el fracaso, en consecuencia el temor a equivocarnos es muy grande y no nos atrevemos a que eso nos suceda. Otros bloqueos muy importantes son la rigidez de pensamiento y la tendencia exagerada a criticarnos, es decir el perfeccionismo. Cuando comenzamos una actividad o enfrentamos una nueva situación utilizamos actitudes ya registradas, que muchas veces no son las adecuadas a esta nueva situación particular. Es decir que necesito nuevas herramientas. Muchas veces en cuanto surge una nueva posibilidad, mi exagerada crítica inmediata me lleva a dejar de lado todas las oportunidades de hacer algo diferente. No le doy tiempo a las ideas y proyectos par que maduren que ya los descuartizo con mis críticas y opiniones negativas. Muchas veces lo que a primera vista nos parece un disparate, puede convertirse, si le brindamos tiempo y protección en una idea valiosa y original. Escucho muchas veces a personas que desean realizar las prácticas de Yoga y sus juicios acerca de ellas mismas: no uso pantalones de gimnasia, no voy a poder levantarme de la colchoneta, estoy muy dura, estoy gorda, nunca hice ejercicio y comentarios por el estilo, le quitan la posibilidad de realizar un trabajo creativo, como es buscar la armonía del cuerpo y la mente y el conocimiento de nuestro cuerpo y su funcionamiento, entre otras ventajas. En ocasiones, talleres de reflexión surge la posibilidad de expresar algo de la experiencia que se está viviendo, escribiendo, pintando, actuándolo y la negativa es cerrada, no sé escribir, nunca lo hice, me da vergüenza .Y queda abortada una hermosa posibilidad creativa y liberadora. Muchas ideas antiguas sobre nosotros mismos son como pesados muebles antiguos, como ropa en desuso que guardamos en los espacios de nuestra mente.

¿Hay una forma de desbloquearnos?
Una de las máximas favorita de Einstein era “Lo importante es seguir preguntando siempre”. La pregunta hacia el exterior y hacia el interior de nosotros mismos es el eje de una actitud permanentemente creativa. Es la forma natural del niño pequeño. Me interrogo acerca de lo que me atrae y hacia fuera comienza la investigación de la manera de satisfacer esa inquietud.

¿Cómo sería esto en un ejemplo cotidiano?



Sencillamente , vuelvo al ejemplo de la señora que desea practicar Yoga. Aparece la necesidad de hacerlo, por consejo del médico, por referencias sobre la práctica, porque surge en mi el deseo de realizarlo. Identifico en mí ese deseo, o sea interrogo dentro de mí y me contesto que sí que me gustaría, que me haría bien, que sería una nueva manera de relacionarme con otras personas.

Preguntas interesantes
¿Estoy dominado por la rutina? ¿Hace años que hago las mimas cosas de la misma manera? ¿Cómo podría ser más creativo? ¿Qué pasa con mi sentido del humor? ¿Aprecio las pequeñas cosas de todos los días? ¿Observo la naturaleza? ¿Cuándo observo a mis hijos, a mis nietos a mi compañero cual es el tinte que colora mi mirada: la crítica, la comprensión, la aceptación, el amor? ¿Cuándo me observo a mí mismo, estoy contenta con lo que veo? Averigua que cosas pueden interesante: música, libros, la naturaleza, el humor, los niños, la solidaridad, las manualidades, el jardín, la pintura.
Pensemos en la que elegimos como algo posible, cercano a nuestras posibilidades y recordemos que si algo apareció es por que en el fondo de nuestra mente tenemos las condiciones para desarrollarlo.

El excelente autor argentino Abelardo Castillo en su obra “Ser escritor”, expresó:

Ideas Peligrosas
La gente llama ideas peligrosas a las ideas nuevas. Si fueran honrados deberían decir: eligrosas para mí. Bien mirado una idea nueva es rarísima y es la respuesta de la inteligencia a una necesidad humana nueva, de ahí que las llamadas ideas peligrosas sean las únicas ideas necesarias. Lo realmente peligroso son las viejas ideas .Tiene la inmovilidad y la fascinación de la muerte. Claro que hablando con sinceridad, el que corre verdadero peligro cuando aparece una nueva idea es su inventor.

La creatividad en la vejez
Gran parte de mi trabajo lo realizo con personas de la tercera edad y es por eso que trato de conectarme con todo lo que pueda aportarme conocimientos referidos a ella. Encontré entre muchos un libro sumamente interesante llamado “El as en la manga” cuya autora es la doctora Rita Levi Montalcini, recibió el premio Nobel de Medicina en l986 por su descubrimiento de una proteína que estimula el crecimiento de las fibras nerviosas del cerebro. Pero lo más sorprendente es que su autora lo escribió a los 93 años. Sostiene la idea de que el cerebro es el “as en la manga que tenemos todas las personas y que debemos aprender a jugar con acierto en la vejez, la fase mas temida del recorrido vital. Dice: ”En el juego de la vida la carta mas alta es la capacidad de valerse en todas las fases vitales, pero especialmente en la senil, valerse de las actividades mentales y psíquicas propias. La autora desdeña las lamentaciones lúgubres sobre la vejez para explicarnos que el cerebro puede seguir funcionando hasta avanzada edad. Ya que si bien es cierto que pierde algunas capacidades, las sustituye con otras que compensan e incluso superan a las perdidas. La creatividad sería la mejor manera de compensar esa disminución numérica con un aumento de las ramificaciones y la utilización de circuitos neuronales alternativos. En el libro aparece la biografía de cinco personajes que tuvieron una gran actividad en sus años postreros:

Galileo Galilei
Miguel Angel Buonaroti
Ben Gurion
Bertrand Russell
Pablo Picasso

Pero para que no quede fijado el tema en personalidades excepcionales, me he atrevido a realizar una pequeña encuesta entre algunas de las integrantes de los Talleres de Yoga y Solidario de Costura. Respondió Clelia, integrante del Taller Solidario de Costura, de 86 años.

¿Cómo imaginabas la vejez?
Respuesta:-La imaginaba como una cosa espantosa.
¿Cómo es ahora?
Respuesta:- Soy dueña de todo lo que quiero. Nadie me gobierna. No rindo cuenta. Dispongo de mucha salud, eso me hace disfrutar de mi vejez.
¿Qué propones para que la vejez sea mejor?
Respuesta: Tratar de ser independiente. No vivir tan dedicadas a lo que hacen los hijos. Aprovechar el tiempo libre. Realizar trabajo solidario. Saber aceptar las limitaciones.
¿Qué actividad te gusta más?
Respuesta: -Planchar no. Trato de hacer todo lo que me gusta: pintar, coser, pirograbar, bordar, tejer, claro que teniendo en cuenta mis limitaciones. Por ejemplo yo bailaba el charleston muy bien, pero si lo bailo ahora me desarmo. No dejar asignaturas pendientes. Hacer hoy. Mañana disfruto de lo que hice hoy. No lamentarse de lo que hacía y ahora no puedo hacer. Gozar con el recuerdo de lo que se disfrutó
¿Te has sentido discriminada?
Respuesta:- Nunca, hay que conocer los propios límites, aceptarlos. Una de 20 se despeina y dicen...”qué linda, que aire deportivo”. A mi edad despeinada me dirían: “ Mirá la bruja esa, ni siquiera se peina”.

De otras respuestas a las mismas preguntas rescato: “Estoy contento con lo que hago, me siento bien y cómodo. No me siento discriminado .Pero eso sí, siempre soy el primero en sonreír quien va a discriminar a alguien que le sonríe. Soy feliz porque gozo de buena salud. Me interesa leer, cantar, bailar. Me gusta leer sobre la vida de los aborígenes. Tengo mucha curiosidad. Estoy contento de participar en todos los Talleres que puedo en el Jardín. Me gusta colaborar Guillermo (75 años) “Para mí la vida ahora es hermosa, disfruto, soy libre, bailo folclore, practico Yoga., Ema (65 años) ”No me siento libre porque atiendo a mis nietos” Leonor (64 años) “A veces me siento discriminada , sobre todo cuando la vejez va junto con la gordura. Pero me defiendo valorando lo que hice practico Yoga desde hace mucho tiempo, he hecho una huerta en mi casa y estoy feliz en contacto con la naturaleza .Nilda (70 años) “Me aterra la soledad en la vejez. A ños 20 años la ves muy lejana. Pienso en mi madre que tiene 68 años y no la veo como una persona mayor. He visto discriminar a personas mayores en el banco. Le dije al empleado...” no pensás que vos también vas a ser viejo?

Bueno, creo que los ejemplos son posibles de imitar. Los pequeños actos cotidianos pueden estar llenos de creatividad. Cantar, leer, escuchar, bailar, caminar, ver como la flor del tomate se transforma en fruto , amar, ayudar, participar, abandonar la rutina, despertar el sentido del humor, reirnos de nosotros mismos, de nuestras tontas limitaciones, de nuestro miedo, de nuestra vergüenza, abandonar definitivamente las críticas sobre nosotros mismos y los demás, desprendernos del rezongo y la queja. Buscar un espacio donde desarrollarnos y crecer.

Dice El Talmud : Cada brizna de pasto tiene su Angel que se inclina y le susurra “Crece, crece”.

Seamos los ángeles de nosotros mismos.
Niños más pasivos, menos ocurrentes e imaginativos. Chicos que juegan poco a las escondidas, a la mancha, a disfrazarse con la ropa de sus padres. Con esta descripción coinciden especialistas en desarrollo infantil, al advertir el poco tiempo que hoy los chicos dedican a disfrutar, sin obligaciones, del tiempo libre.

Una investigación realizada por el psicólogo David Elkind, especialista en desarrollo temprano de la Universidad de Tufts (EE.UU.), arrojó números impactantes. El estudio -publicado en su libro El poder del juego -, dice que en los últimos 20 años, los chicos perdieron 12 horas de tiempo libre por semana, incluyendo ocho horas de juego espontáneo y actividades al aire libre. Y en ese período se duplicó el tiempo dedicado a deportes organizados y se quintuplicaron los minutos disponibles para actividades pasivas, como mirar televisión.

El fenómeno es mundial. Y la consecuencia son chicos cansados y estresados.
Según la Conferencia Mundial de Salud Mental e Infantil, entre un 10 y 16% de los menores en los Estados Unidos son obesos y susceptibles de diabetes. Más de dos millones toman Ritalin (droga para el ADD), y más del 20% sufre algún problema de salud.

En la Argentina, si bien no hay cifras, el fenómeno es parecido. Directores de colegios, pediatras y educadores ven con preocupación cómo llegan a las aulas o consultorios, generaciones de chicos cada vez más pasivos, menos creativos, con problemas de obesidad o trastornos alimentarios, que tienen menos creatividad a la hora de resolver problemas.

La visión de Elkind coincide con la teoría del pedagogo italiano Francesco Tonucci, para quien la utilidad educativa y didáctica de los deberes, que le quitan tiempo al juego, es casi nula y, a veces, contraproducente. Además, la falta de juego y el incremento de actividades programadas fuera del horario escolar y de horas académicas en los jardines de infantes y colegios (muchas veces en desmedro de minutos de recreación), no redundó en un mejoramiento académico. Muy por el contrario.

Alberto Berro, filósofo y director del colegio Pilgrims, de Béccar, disparó: "Existe una tendencia a contaminar el mundo infantil con el estrés del adulto. Los padres no transmitimos a nuestros hijos nuestras propias experiencias de juego de la infancia. La tendencia es llenar la agenda con actividades extraescolares".
Berro consideró que "hay un temor al vacío, a la agenda vacía. Sin embargo, es positivo que el chico tenga tiempo muerto, de no hacer nada, de aburrirse, porque desde el aburrimiento puede crear un juego que le permitirá desarrollar su imaginación. Habilidad clave para el proceso educativo".

Los pediatras confirman la hipótesis y lo cierto es que vemos a los chicos apáticos, incapaces de divertirse solos, de imaginar historias, de jugar entre amigos a las escondidas o a las cartas, reduciendo todas estas actividades a la PlayStation o la computadora.

"El chat, los jueguitos de la PC, la tele, la play y los mensajes por celular arrastran a todos, adultos y niños, y desorganizan horarios lógicos y productivos en la casa", dijo Juan Martín Biedma, director de la Escuela Argentina Modelo, de Barrio Norte.

Algunos jardines de infantes y colegios comentan que sienten presión por parte de los padres para incorporar cada vez más horas académicas o actividades como computación, fútbol, inglés en su currículum.

"Nuestro preescolar solía ser de jornada simple. Hace pocos años, tuvimos que convertirlo en doble turno, y agregar horas de inglés. Los chiquitos de cinco o seis años cada vez deben rendir exámenes más difíciles para ingresar en buenos colegios bilingües. Es absurdo", comentó preocupada Beba Valenzuela, directora del jardín de infantes Mothergoose (Madre Pata), de San Isidro.

"Hoy la escuela debe ofrecer todo: talleres de arte, música, deportes. No se piensa en las necesidades de cada chico en particular. Algunos pueden estar satisfechos con tantas ofertas pero a otros les viene bien ir a su casa y estar tranquilos", explicó María Teresa Mayochi, directora del colegio de Todos los Santos, de Villa Adelina.

La premisa pareciera ser: dejar a los chicos ser niños.
Y no convertirlos en adultos tan rápidamente.ø




Qué podemos hacer los padres


Entre otras recomendaciones, el investigador David Elkind sugiere comprar pocos juguetes. Sólo los que estimulen la imaginación de los chicos.

Evitar los juguetes electrónicos.

Tener siempre presente que menos es más. Una casa no debería tener más de 20 juguetes.

Evitar la carga excesiva de actividades.

Enseñarles a los chicos a aprovechar el tiempo libre y darles materiales sencillos del hogar para explorar (ropa usada para jugar a los disfraces).

Invitar amiguitos al hogar. Dejarlos jugar libremente.

Estimular las actividades al aire libre. La naturaleza es una fuente inagotable de inspiración y asombro.

Tratar de disminuir las horas de televisión.

Dedicar tiempo a estar con los chicos en el hogar y proponer actividades para hacer en conjunto.