sábado, 24 de janeiro de 2009

Ajena a los consejos de pediatras y expertos en seguridad informática, la tendencia avanza y se afirma: un flamante estudio revela que cuatro de cada diez chicos menores de 15 años de clase media alta y alta tienen Internet en su habitación. El porcentaje es al menos tres veces superior al registrado por relevamientos anteriores.Lo arroja un estudio realizado por Cartoon Network, que buceó en los hábitos de los niños argentinos de entre 6 y 15 años de los segmento ABC1 y 2. Entre los 3.000 chicos que entrevistaron, encontraron que el 41% ya tiene Internet en su cuarto. Y que más de 7 de cada 10 también tienen televisor. Según los expertos, la presencia creciente de distintas tecnologías en la habitación de los chicos habla de una nueva relación con el consumo de medios: más privada y personal, menos familiar, menos compartida y menos negociada. "Que cerca de la mitad de los chicos de sectores medios/altos y altos ya tengan computadora e Internet en su cuarto revela una privatización y personalización de los recursos tecnológicos y del consumo de medios en los hogares. Los distintos aparatos, más pequeños, más accesibles, salen de los espacios comunes y se mudan a lugares en los que el uso es solitario. El consumo de los medios se individualiza", explica Emiliano Sartorio, al frente del estudio. "Creemos que estos cambios se enmarcan en procesos que exceden a los medios y las tecnologías; cambios que tienen que ver con nuevas formas familiares, con madres que trabajan, con chicos que están más solos".Según Sartorio, esta mudanza de las tecnologías hacia espacios más privados es una tendencia global. "Cambiaron muchas cosas. Hasta el juego con amigos se convirtió en on line. Y encontrarse con ellos para muchos es visitar su blog. Antes, el uso de determinados medios era más negociado, y hoy en muchos hogares cada uno ve su programa en su propia tele , o hay tres personas conectadas a Internet en distintas máquinas. Tiene que ver también con el mayor acceso a estos recursos", dice. Un estudio anterior, realizado por el Grupo de Informática de la Sociedad Argentina de Pediatría hace un año, había arrojado que sólo el 12% de los chicos tenía la PC en su cuarto. Si bien la población que abarcó esa encuesta era diferente (no discriminaba segmentos socioeconómicos), el porcentaje recogido por la investigación de Cartoon es mucho mayor. "Creo que esta tendencia es más clara en los sectores altos, y no puede extenderse a la población en general. Hoy la gente está más advertida sobre los riesgos y sabe que no es bueno que el chico navegue a solas", dice el pediatra Ariel Melamud, experto de la SAP.Puede que haya un oído más atento hacia algunas advertencias, pero siguen siendo muchos los padres que se mantienen ajenos al modo en que su hijo usa Internet. De hecho, diversos estudios reflejan que 1 de cada 4 no controla ni fija reglas al respecto; que el 52% no conoce el nick (sobrenombre) que usa al chatear; y que más de la mitad no sabe si su hijo acuerda citas a través de la Web. "Es grave -dice Melamud-. La mayoría de los padres advierte a sus hijos que no deben hablar con extraños ni abrirle la puerta a desconocidos, pero no se dan cuenta que debe proveer al chico ese mismo nivel de supervisión y orientación cuando se conecta". Con el televisor, según Melamud, ocurre algo diferente. "Su presencia en el cuarto de los chicos sí se está masificando. Uno puede pensar que no es bueno, que los aleja de la lectura, que favorece el sedentarismo, que pueden ver contenidos inapropiados, pero no puede decir que sea peligroso. El televisor no es interactivo", opina. De todos modos, el tema va más allá de los modos en que las nuevas generaciones consumen medios o usan las tecnologías. La tendencia habla de chicos más aislados y de espacios familiares que se pierden, incluso dentro del hogar. Los nutricionistas mismos han empezado a denunciar estas "novedades": cuestionan la flamante costumbre de menúes individuales para cada uno de los miembros de una casa, y advierten los riesgos de una comensalidad que se esfuma. "En los espacios comunes se negocian cosas que sirven para la vida. Uno aprende a postergar su deseo y a aceptar el de otros", dice Mónica Katz, especialista de la Universidad Favaloro. Melamud cree que la tecnología, en este punto, es sólo un síntoma más de un problema anterior, más amplio. "El lugar que empiezan a ocupar la computadora o la tele sólo pone en evidencia un vacío o un hueco que ya existía. No es culpa de los aparatos. El espacio común, el lugar del encuentro y el diálogo familiar se perdió antes".