sexta-feira, 1 de janeiro de 2010

1 auxilio

Curso de Primeros Auxilios en Pediatría
Los cursos de primeros auxilios convencionales se encuentran dirigidos principalmente al paciente adulto.
Nuestro curso de Primeros Auxilios en Pediatría enseña las maniobras específicas a realizar ante accidentes y describe las pautas de alarma ante enfermedades repentinas en bebés y niños. El curso está destinado a Docentes de EGB, Maestras Jardineras, Psicopedagogas, Niñeras, Profesores de Educación Física, Padres y Público en general que esté en contacto con niños recién nacidos hasta aproximadamente los ocho años de edad.

Dictado por : Fundación Ecomed. Auspician:
Pilchitas
Mibes
Prendas y Accesorios para bebés y niños.

Disertantes:
Dra. Victoria Scarabello (Especialista en Pediatría, Instructora de la Fundación Ecomed)
Dra. María Cecila Pagani (Especialista en Medicina Familiar, Asesora de la Fundación Ecomed)
Lic. Carlos Rapacini (Licenciado en Educación Física, Guardavidas, Instructor de RCP)
Federico Avellaneda (Director de Cursos de la Fundación Ecomed)
Duración: 1 día de 9 a 18 hs.
Próximos cursos:

Sábado 3 de septiembre de 2005: No hay más vacantes.
Sábado 22 de octubre de 2005: Abierta la inscripción.


Organiza: Alfa Centro Médico

Lugar: Av. Corrientes 1296, entrepiso, Capital Federal (a 2 cuadras del obelisco).

Nota: Al mediodia se brindará una hora libre para almorzar.
Temario:
Primeros Auxilios:
Premisas del Rescatador en la Emergencia.
Heridas – Hemorragias – Hemostasia.
Mordeduras.
Quemaduras.
Asfixias – Paro Respiratorio – Paro Cardiorespiratorio
Disminución en el estado de conciencia.
Caídas de altura - Traumatismo de cráneo.
Convulsiones. Botiquín.
Problemas médicos frecuentes: Fiebre - Diarrea - Problemas respiratorios.
Prevención de accidentes: Accidentes en el hogar - Seguridad en piletas.
Niveles:
Básico: para personas sin experiencia previa en primeros auxilios.
Avanzado: para profesionales (médicos, guardavidas, bomberos, certificación CSE, etc.). Las estaciones prácticas del nivel avanzado incluyen aspiración, oxigenoterapia, desfibrilación externa automática y trauma.
Los teóricos son los mismos para ambos niveles.
Recursos Pedagógicos: Maniquíes adultos, niños y bebés, videos y proyecciones multimedia.
Arancel del curso: $ 45, incluye manual y certificado de asistencia.
Inscripción: Solicitar ficha de Inscripción a: info@ecomed.org.ar aclarando el nombre del curso o personalmente en Alfa Centro Médico: Av. Corrientes 1296, entrepiso, Capital Federal, de 8 a 16 hs.
Importante: Este curso cuenta con 35 vacantes.
Para este año, ya está decidido: ¡Nochevieja en casa! Para acoger a tus amigos en un ambiente de fiesta, confías en un buffet.

Recibir a 15 o 20 personas en tu casa, no debe ser algo improvisado. Para hacerlo de la mejor manera y sin estrés, Thomas Favrei, creador de ldBuffet, especialista en comidas preparadas y acostumbrado a organizar grandes fiestas, nos desvela los secretos.

Te damos trucos para la organización, anticipación, y otros, ¡para conseguir una Nochevieja inolvidable!.
Desházte de tu salón, de todo aquello que sea frágil, y despeja al máximo el espacio, estanterías, etc, para que tus invitados puedan colocar sus copas. Si tienes madera, piensa en poner algo (una tela por ejemplo) para evitar las marcas de los vasos.

Pon la mesa del buffet contra una pared si es posible, y ten en cuenta, que para unas veinte personas, hace falta como mínimo, una mesa de 1m 50cm. Lo ideal sería poder crear varios puntos de abastecimiento: por lo menos, uno para bebidas, y otro para comida, para que los invitados puedan pasar de un lado a otro.

Piensa en la vajilla de usar y tirar, que hoy en día puedes encontrar en bambú reciclable. ¡te quitas trabajo para el día siguiente!.

Dale importancia a los platos pequeños, siempre es mejor que vuelvan a servirse, a que estén con el plato a rebosar sin poder moverse.
Debe haber muchas cucharitas y servilletas de papel (mínimo 3 por invitado). No olvides poner cuencos vacíos, para que vayan tirando todo, desde huesos de aceitunas, hasta servilletas…

Y por último, no te olvides de crear un ambiente de fiesta: música a tope, manteles a juego, luces adecuadas, incluso velas…

Qué tendencia hay? Preparar un aperitivo copioso, con pocos platos: uno caliente, una ensalada, queso y postre”, dice Thomas.

El plato caliente de carne o pescado, empieza a estar algo pasado de moda, y además es difícil de servir y de sujetar, si a la vez tenemos que aguantar la copa de champán. Pero sigue siendo fundamental el plato caliente...compuesto de una quiche, un pastel salado, o incluso alguna crema o consomé servido en tacitas.

Debes pensar tambien en los vegetarianos y en aquellos que no comen pescado crudo o queso…(por ejemplo las mujeres embarazadas).

Evita los menús monotemáticos, cómo los de charcutería o queso, ya que, algunos de tus invitados no sabrán apreciarlo. Tienes que conseguir que la mayoría de tus invitados recuerden tu cena como algo especial, debes proponer un poco de todo: carne, pescado, verdura, fruta…

Intenta que sean platos que puedas preparar con tiempo, para que tengas un rato libre antes de la cena para arreglarte y relajarte.
Es bueno tener en cuenta, que la gente come menos en un buffet que en una cena sentada. Es debido a la variedad de platos, de distracciones, de cambios de conversación constantes…

Cuanta más gente hay, menos se suele comer. Esto puedes resolverlo de manera general, teniendo en cuenta el peso de los alimentos preparados. Por ejemplo, una porción de 70 g de foie gras o de 100 g de salmón ahumado por persona es más que suficiente. Si prefieres la forma: entrada/ plato principal/ postre, bastará con que cocines cada plato para 6 personas, y multiplicarlo en función del número de invitados. ¡Así de fácil!

Otra cosa a tener en cuenta: la hora de llegada de tus invitados. Cuanto antes vengan, más comen… algunos cocineros cuentan la cantidad en función de las horas…
Una de las maneras de conseguir un buen buffet, y que además sea económico es cuidando mucho el aperitivo, y reduciendo el número de platos calientes que no suelen triunfar tanto. El picoteo quita antes el hambre.

Se suele prever generalmente unas diez platos diferentes para el aperitivo. ¡No faltará elección! Pon un toque exótico: raviolis chinos (congelados o encargados), rollitos de primavera, tortilla de patata, sushi… etc. Los canapés y sándwiches hechos bien finos suelen triunfar porque llenan. No olvides poner un par de tarrinas para untar en un buen pan.Aquí también debes tener en cuenta los diferentes gustos, ¡con o sin alcohol! No olvides las jarras de agua. Cuenta con una botella de champagne y una de soda, o zumo de frutas… para 4 personas.

Aunque haga frío, los hielos no pueden faltar. No tienes por qué llenar tu frigorífico de botellas. Utiliza tu balcón o terraza, o un cubo con agua helada para que se mantengan bien frescas. ¿El truco de Thomas? Llena tu bañera con agua y hielos: en una hora todas las botellas estarán frías.

Puedes preparar también un punch o una sangría… o algún cocktail que no suelas beber a menudo, ya que se suele hacer en grupos grandes. Y, algo aún más chic, un Bellini preparado en una jarra transparente. Piensa en dejar también encima de la mesa una coctelera, y un libro de preparación de cocktails. ¡Será divertido ver qué prepara cada uno!Los buffets suelen tener demasiadas cosas, ¡y el truco está en evitar una indigestión! ¿Cómo hacerlo? Pon gran cantidad de verduras en tus platos, para evitar un alto nivel de calorías.

En tu menú puedes añadir quiche de verduras o tarta de verduras, hortalizas acompañadas de alguna salsa de queso....

Las sumas ganadoras son: arlcachofas+foie, apio+jamón, mango+magret de pato ahumado… Es bonito verlo en pinchos, ¡y sano como nada! Intenta poner diferentes tipos de pan en los canapés… en cuanto a la mantequilla para los canapés, puedes cambiarla por queso blanco o aguacate, ¡más fácil a digerir!

medo infantil

LOS NIÑOS Y LOS MIEDOS
[Revista Nro.159 Por Luz Edwards
Advertir a los niños los posibles peligros es necesario, pero en su justa medida. El criterio es lograr que no corra riesgos, pero que pueda explorar y ver el mundo como un lugar amigable.

Que no se acerquen a la piscina. Que no salgan a la calle solos. Que no dejen que un extraño los toque… Son mandamientos que los padres deben inculcar a sus hijos para protegerlos de riesgos reales. Pero, ¿que no toquen las manillas de las puertas porque tienen gérmenes? ¿Qué no vayan a un cumpleaños porque les puede dar pena o frío? ¿Qué no suban solos la escalera para evitar que se caigan?
Sin duda todos los padres quieren lo mejor para sus hijos y tal vez, si pudieran, los protegerían de todo tipo de amenazas o situaciones complicadas. Pero cuando las protecciones son más de las necesarias se convierten en limitaciones que impiden que el niño explore su entorno de manera espontánea y tenga un desarrollo normal.
Pautas para no equivocarse
No existe un listado tipo respecto de qué dejar hacer o no a un niño de acuerdo a su edad.
Pero sí hay algunos principios que deben guiar los “no” y los “sí” de los padres para lograr el objetivo, que es que el niño aprenda a cuidarse solo. “Hay que seguir el sentido común”, dice la psicóloga e investigadora de la Universidad de los Andes, Sandra Gelb, aunque agrega que muchas veces es el menos común de los sentidos.

> “¡Mamá, di el examen en el colegio y no me sacaron sangre!”.

1. Acompañarlos a conocer el mundo.
Si un niño quiere subirse a un juego de la plaza que es muy alto para su edad, hay dos opciones: decirle que no lo haga o encaramarse con él. De esta última manera se le enseña que los riesgos son controlables, en lugar de forjarle la idea de que los peligros lo acorralan. Entonces, “acompañarlo” significa minimizar los riesgos de cada escenario para luego soltar al niño. Siguiendo con el ejemplo, si el papá se subió al juego para evitar un accidente, de ahí en adelante debe relajarse y evitar las palabras “cuidado” o “peligroso”. “Si no, se está dando un doble mensaje: ‘explora, pero no confío en que te las puedas arreglar solo’. Eso puede generar adultos dependientes e inseguros”, explica la psicóloga Gabriela Escalona.
Este acotar en vez de coartar la exploración es una extensión del concepto que se usa con las guaguas, cuando se les pone en un corral o se cierran los accesos a algunas partes de la casa.

2. Enseñarles a evaluar riesgos.
Una de las metas de los primeros años de vida es que el niño incorpore una conducta de autocuidado y eso ocurre cuando se le permite ser el protagonista, no cuando los papás van delante de él despejándole el camino. “La meta es que de más grandes sean capaces de evaluar el entorno, sus riesgos y tomar sus propias determinaciones al respecto”, dice Gabriela Escalona. Además, un niño que aprende a cuidarse, sabrá luego cuidar a los demás y su entorno.

3. Tener conciencia de los mensajes no verbales.
Cuando un niño ve que sus papás hablan todo el tiempo de la alarma, de robos, de peligros o de enfermedades, el niño entenderá que el mundo es un lugar terrorífico. Esto, por más que luego los padres lo animen a explorar. Lo mismo ocurre cuando las reacciones de los papás frente a un posible peligro son desproporcionadas. Por ejemplo, una mamá que grita con su mayor energía y expresión de horror cuando el niño se apoya en el escusado de un restaurante. Eso está bien cuando el niño va a tomar un cuchillo carnicero, pero no corresponde cuando el tema puede solucionarse con un lavado de manos y una conversación serena. “Hay que controlarse y saber que la relación que los adultos tenemos con el entorno marcará al niño. Debemos hacer un esfuerzo por no exagerar los peligros porque entonces el niño pensará ‘¿Para qué explorar, si es tan peligroso?’”, advierte Gabriela Escalona.

4. Conocer al niño.
“La crianza de los hijos es un vals, entre las características del niño y las de los padres, en un determinado escenario. Los padres deben estar atentos para no pisarles los pies al hijo”, grafica Gabriela Escalona. La enseñanza de la noción de peligro debe respetar este principio también. Los padres deben observar cómo es el hijo (pasivo, temeroso, cuidadoso, temerario, descontrolado, inquieto), observarse cada uno como padre (aprensivo, miedoso, sobreprotector, relajado, arriesgado) y encontrar la mejor manera de “acompañar” al niño. A algunos habrá que animarlos a más y a otros habrá que ponerles límites extras. Esta diferencia se dará aún entre los hermanos, pues aunque tengan la misma carga genética, las circunstancias y el modo de ser de cada uno son distintos, y los padres nunca son iguales con todos los hijos.
Cada niño tiene su ritmo y los avances se producen cuando se está físicamente y emocionalmente preparado. Por eso, no debe extrañar un niño que está listo para caminar, pero que no se atreve. A él hay que observarlo y darle el apoyo que necesita para que tome confianza.

5. Saber que sobreponerse a un miedo da enorme satisfacción.
Sentir susto es algo natural, una emoción que surge para que la persona se proteja de los riesgos. La mayoría de los niños lo experimentan cuando se les dice “¡cuidado!” o les muestran peligros reales, como un seguro contra accidentes y heridas. Pero hay situaciones que les provocan miedo sólo por imitación, como a los temblores, o niños que por personalidad creen peligrosas situaciones que no lo son. “A un niño no se le puede pedir que no sienta miedo. Pero sí que haga las cosas aún teniendo miedo, mostrándole que vale la pena porque se va a entretener o va a lograr algo importante”, dice la psicóloga Sandra Gelb. Experimentar que no hay peligro hace que el miedo vaya suavizándose.
Una manera de provocarles menos miedos a los niños es saber que los cambios en la rutina y las novedades los desconciertan y producen inseguridad. Por eso, es bueno prepararlos. Por ejemplo, si el niño va a ir por primera vez a un cumpleaños, contarle que va a haber gente que no conoce, que a lo mejor va a haber comida que nunca ha probado, etc. Todo poniéndose en el lugar del niño. Así se evitan casos como el de una niña que estaba aterrada por ir a dar examen de admisión a un colegio. Al salir miró a su mamá con alegría y alivio y le dijo: “¡No me sacaron sangre!” y alivio y le dijo: “¡No me sacaron sangre!”.

ARRANQUE DE LOS EXTREMOS
Los papás que consultan a un especialista son los que se encuentran en los polos:

> Padres muy involucrados en la crianza, pero que han caído en la sobreprotección y en estar todo el día encima de los niños, entorpeciendo su desarrollo normal y la exploración espontánea del entorno. Consultan porque ellos están muy complicados y asustados y porque ven que el niño no lo está pasando bien, es muy temeroso, tímido o inseguro.
> Padres que por falta de tiempo han descuidado a su hijo. Si éste es pasivo, explorará aún menos debido a la falta de estímulos y acompañamiento; y si es más temerario, la falta de límites lo convertirá en alguien que busca riesgos cada vez más emocionantes. Consultan cuando el niño se acerca a la adolescencia, porque no obedece y es un problema en el colegio.


Cuándo preocuparse
Todos los niños tienen miedos, pero en algunos casos éstos van más allá de lo normal.
- Le tiene miedo a algo que todos los niños de su edad hacen.
- El miedo persiste en el tiempo.
- Su reacción es desproporcionada al estímulo. En este caso conviene consultar a un psicólogo de confianza o a un terapeuta ocupacional, pues algunas veces la causa no es emotiva sino física: personas que captan los estímulos de manera exagerada o aminorada.

> A esta edad se forja la relación del niño con el mundo. Si es positiva o llena de temores, marcará la manera en que se enfrente al entorno cuando más grande.