quarta-feira, 23 de dezembro de 2009

Sobremessa Argentina

Le traigo la carta de postres?”, pregunta el mozo mientras levanta los platos. Ante esta consulta, 9 de cada 10 argentinos se hacen los desentendidos y responden “bueno… para curiosear”. ¡Mentira! No queremos “curiosear”. Los postres nos encantan, y sobre todo los bien pesados: flanes, panqueques, merengues y esas copas heladas que empalagan de sólo mirarlas. Para vos, goloso sin culpa, en Planeta JOY decidimos abandonar la dieta y recorrimos bodegones y restaurantes familiares en búsqueda de los mejores postres clásicos argentinos. Aquí nuestro Top 10 del empalago y la felicidad.

1. Postre Balcarce en EL CEDRON
En esta pizzería de Mataderos el postre Balcarce suma fanáticos: es pedido desde las mesas o desde su mostrador para retiro a domicilio, con una cola que se extiende hasta la calle. Crema, merengue, muchas nueces y una cantidad de dulce de leche no apta para impresionables. Una combinación explosiva a 9 pesos.
(Av. Juan Bautista Alberdi 6101, Mataderos – T. 4687-0387)

2. Budín de pan en GIJON
Este postre goza de mala fama porque muchas veces se usa para reciclar los restos de pan que van sobrando todos los días. Se ve que los prejuiciosos nunca fueron a Gijón, donde sale con pasas de uvas, huevos frescos, caramelo y un adicional de crema que dinamita cualquier intento de dieta. Un sabor celestial a $12 con crema o dulce de leche incluido.
(Chile 1402, Monserrat / T. 4383-2634)

3. Flan mixto en EL 22
La carne de esta parrilla está buena, pero en realidad no es más que una excusa para llegar a lo mejor: el flan mixto. Una montaña dulce de leche y crema que no deja ver la masa de flan que se oculta debajo suyo. Sale $17,50 y lo compartís entre cuatro, a menos no le tengas ningún respeto a tu hígado.
(Jufré 1085, Villa Crespo – T. 4775-8608)

4. Arroz con leche en CHICHILO
Ajeno a las modas y tendencias, Chichilo lidera el segmento de bodegones sin ningún tipo de estrategia de marketing. Basta visitar su estrambótica página web para confirmar que sus dueños sólo se preocupan por lo importante: servir platos abundantes y sabrosos. Entre ellos, el arroz con leche elaborado a partir de una misteriosa receta que lo convierte en un postre de ensueño servido con canela, dulce de leche o lo que el comensal prefiera. Una delicia a sólo 11 pesos la porción que sirve para darle un cierre acorde a una opípara cena de mariscos y pescados.
(Camarones 1901, Paternal – T. 4584-1263/4581-1984)

5. Tiramisú en PIERINO
Con una fórmula tan secreta como la de Coca-Cola, el venerable tiramisú de esta cantina italiana se elabora en la casa privada de la familia de Pierino a puertas y persianas cerradas. Sólo algunos miembros privilegiados del clan conocen el misterio de la elaboración de la crema mascarpone que une los bizcochuelos. Ni siquiera los cocineros tienen acceso a la misteriosa técnica de elaboración que provoca que este postre sea superior a todos los de su especie. Realmente, no podemos explicarlo. Para entenderlo, hay que ir y probarlo. La porción cuesta 15 pesos.
(Lavalle 3499, Almagro / T. 4864-5715)

6. Chocotorta en ENFUNDA LA MANDOLINA
Creada en los años 80, la chocotorta es uno de esos postres de la infancia que hoy aparece en los restaurantes gracias a al revival de lo retro. Y Enfundá La Mandolina (que encarna a la perfección el modelo de bodegón moderno ambientado con objetos antiguos) fue uno de los primeros en ofrecerla. Son cuatro capas de chocolinas mojadas con café intercaladas con una preparación de queso crema, leche y dulce de leche. La porción se sirve bañada en chocolate y cuesta 12 pesos. Tan simple como infalible. (Salguero 1440, Palermo / T. 4822-4479)

7. Merengue en ALBAMONTE
En lo que se está convirtiendo en uno de los barrios más hip de la ciudad, la cantina emblemática de Chacarita, atendida por mozos vestidos de mozos, ofrece el mejor merengue con dulce de leche. Lo podés pedir entero tipo alfajor, con dos tapitas o una mitad para no empalagarte demasiado. La versión con crema chantilly tampoco defrauda. No cuentes las calorías; se pierde el encanto. Sale 15 pesos y lo disfrutás en un bodegón sin pretensiones de ambiente familiar y setentoso.
(Av. Corrientes 6735, Chacarita / T. 4553-2400 / 4554-4486)

8. Copa Melba en BAHAMAS
Con la reapertura del restaurante Bahamas, un clásico de la Costanera Norte de los años 80, vuelven las mejores copas heladas de Buenos Aires, esas de tamaño casi ridículo que llaman la atención de las demás mesas y que el comensal recibe con una mezcla de alegría y vergüenza.. Entre más de diez variedades sobresale la Copa Melba con ensalada de frutas, helado de vainilla, chocolate, frutilla, crema chantilly, obleas, cerezas, almendras y nueces. Sale 25 pesos y el tamaño es realmente XL.
(Av. Rafael Obligado 7070, Costanera Norte / T. 4782-2654 / 4896-0909)

9. Argentinísimo en FERNET
Muchos restaurantes ofrecen una degustación de postres, como para que los indecisos puedan probar un poco de cada uno. Este restó fashion de San Isidro tiene el Argentinísimo, una degustación de postres típicos argentinos, que elegimos no sólo porque es muy rico, sino porque es una propuesta original que ya se convirtió en un clásico del lugar. Cuesta 32 pesos e incluye flan casero, queso semicremoso y dulce de batata, chocotorta y panqueque de dulce de leche. Para compartir entre dos o tres.
(Lasalle 447, San Isidro / T. 4732-0539)

10. Copa de la Casa en LA GRAN TABERNA
La mayoría de los bodegones argentinos ofrece en su menú un postre que lleva el nombre del lugar. Suele ser una especie de bomba atómica en la que se meten todos los ingredientes dulces de la cocina. Nos quedamos con la del clásico español La Gran Taberna. Su súper copa tiene como base un flan sobre el que se posa una torre con bochas de helado del sabor que uno quiera, cubierta por una lluvia de ensalada de frutas, incluyendo higos y zapallos en almíbar, y coronada con obleas y un baño de chocolate. Una verdadera chanchada que cuesta 40 pesos y que se comparte con una familia numerosa.

Restaurante

2009 no fue un buen año para la gastronomía en la Argentina. La apertura de restaurantes se desaceleró y muchos cerraron. Pero así todo, hubo quienes se animaron a batallar contra la recesión y tan mal no les fue.

¿Cuáles son las novedades más importantes del año en términos generales?

- La apertura de restaurantes de alta gama con importantes inversiones extranjeras. No tan curiosamente, muchas de estas grandes aperturas tienen como protagonista a la gastronomía de moda: la peruana.

- Un retorno a las fuentes: pequeños restós que tienen como propietarios a sus propios cocineros que están allí todos los días, al pie de los hornos. Suelen estar en las afueras de grandes polos gastronómicos y de alguna forma reeditan el fenómeno que se vivió a principios de esta década en Palermo, cuando abundaban los bistrós de autor.

- Todavía es incipiente pero, sobre todo en Palermo, se ven cada vez más restaurantes orgánicos con almacenes de productos, por supuesto, orgánicos.

Estas son las 10 mejores aperturas de 2009. Si todavía no fuiste, es hora de que lo hagas.

1) Astrid & Gastón
Imaginate que sos un fanático del rock y vienen los Rolling Stones a tocar a Buenos Aires. Bueno: algo así es lo que sintieron los amantes de la comida peruana cuando en marzo de este año inauguró Astrid & Gastón en la zona del Botánico. Creado por el famoso chef Gastón Acurio, este restó con presencia en ocho países es un referente en materia de causas y ceviches. Acá podés probar los mejores platos peruanos tradicionales, aunque lo más original pasa por los de autor, como los chipirones rellenos de lomo saltado. El salón es formal, aunque algo ruidoso. Si no lo conocés, andá al menos una vez en tu vida. Si ya fuiste, tenés una excusa para volver: acaban de renovar toda la carta. Precio per cápita: 130 pesos.
(Lafinur 3222, Palermo / T. 4802-2991)

2) Tô
En menos de seis meses, Tô se convirtió en el nuevo bastión fashion de Palermo. Alta onda la de este restaurante, tal vez el más original de Buenos Aires, no sólo por su cortísimo nombre (abreviación de Toufic Reda, su dueño de origen franco libanés), sino también por su estilo “frapanese”, fusión de cocina francesa y japonesa, y también por su sistema de servicio mediante un keitán: una cinta que transporta los platos que uno se va sirviendo desde la barra. Muy buena propuesta de tragos con sake. No apto para reuniones familiares; la onda es con amigos cool o en pareja. El precio es muy variable. Podés gastar desde 100 hasta más de 200 pesos.
(Costa Rica 6000, Palermo / T. 4772-8569)

3) Caseros
Rico, casero y simple. Sin vueltas. Caseros reúne todas las características del prototipo de restaurante nuevo de Buenos Aires: un salón despojado y muy luminoso, con toques retro (fruteros en las mesas y vajilla onda años 40), una ubicación apenas alejada de una zona turística como San Telma y una carta de platos sin otra pretensión que la de ser muy ricos. Bifes, pescados, papas, risottos y flanes. Todo abundante y fresco. Al mediodía, hay buenos menús de entrada, plato, bebida y Nespresso ($32). De noche, se pide a la carta y se puede gastar entre 70 y 80 pesos per cápita.
(Av. Caseros 486, San Telmo / T. 4307-4729)

4) Sagardi Euskal Taberna
Al fin un lugar para salir de tapas en Buenos Aires como si uno estuviera en San Sebastián. La cadena Sagardi, con 12 sucursales en España desembarcó en San Telmo con un local puesto “a todo trapo”. Basada en la gastronomía vasca, lo más original pasa por la barra pintxos ($7 cada uno), ideal para picar algo al paso acompañado de una buena sidra y gastando poco. Además, un salón con mesas permite pedir a la carta platos típicos Euskadi, como pescados (bacalao frito) y carnes (txuleton a la parrilla). Claro que en este sector se manejan los precios bastante altos y se pueden gastar cerca de $150 per cápita. Interesante carta de vinos por sus especialidades en etiquetas españolas.
(Humberto Primo 319/333, San Telmo / T. 4361-2538)

5) Moreno Restaurante
En Buenos Aires la gastronomía molecular avanza lentamente, pero avanza. El paso hacia delante en 2009 lo dio Moreno con una propuesta de “cocina tecno-emocional”. Se trata básicamente de las conocidas técnicas de vanguardia como espumas, esferificaciones y gelificaciones que desembocan en platos de nombres extraños como el Iglú de Queso Azul, o la Zanahoria en Evolución. Para una noche especial, es una de las mejores experiencias culinarias de la ciudad. Excelente carta de vinos y buena coctelería con tragos moleculares. Eso sí, es caro: el menú de siete pasos (sin bebida) sale 220 per cápita. Y el de diez pasos, 300 pesos.
Moreno 372, San Telmo / T. 5291-2380

6) Pozo Santo
Pozo Santo es el restaurante peruano que eligirías para una cena de negocios, o para un encuentro con amigos en el que querés comer bien, charlando largo y tranquilo. El salón, perfectamente acustizado, tiene una increíble decoración colonial con objetos traídos especialmente desde Perú, y mesas bien separadas entre sí. La carta rescata las tradicionales recetas peruanas criollas (lomo saltado, seco de cordero con risotto de quinoa) en platos muy bien presentados. Excelentes tragos de autor para acompañar. Podés gastar unos 140 pesos por persona. Lo vale.
(El Salvador 4968, Palermo / T. 4833-1611 / 4833-1711)

7) Almacén de los Milagros
Restó chiquito y coqueto para una cena romántica o simplemente para ir a comer bien (pero muy bien en serio). En la esquina de Quintana y Montevideo, con un gran ventanal a la vereda, se sirven platos de autor con aires mediterráneos creados por el chef Martín Baquero (ex Almanza y Doppio Zero). Lo mejor es elegir alguno de los dos menús degustación de cuatro pasos ($120 con copa de espumante) y así probar cosas como terrina de canard confit con chutney inglés y hojas de remolacha, o la pesca del día con legumbres calamertti y huacatay. Al mediodía, hay sólo un plato del día, más algunas opciones de sándwiches y ensaladas. Sin dudas, de lo mejor del año en materia de platos de autor.
(Manuel Quintana 210, Recoleta / T. 4814-0533)

8) Tegui
Te suena Germán Martitegui, ¿no? Es uno de los chefs más renombrados en el mundillo gastronómico argentino, conocido por sus platos en restaurantes como Olsen y Casa Cruz. A principios de este año abrió su propio lugar. Se llama Tegui y ya forma parte del circuito de restaurantes top de Buenos Aires, de esos que merecen ser conocidos, más allá de sus precios. La carta varía constantemente y para probar un poco de todo, lo mejor es elegir el menú degustación ($180), que incluye partes de dos entradas, tres principales y dos postres. Eso sí: toda la mesa debe pedir lo mismo. Sino, se ordena a la carta. No vas a gastar menos de 200 pesos por persona, pero vas a salir contento.
(Costa Rica 5852, Palermo Hollywood / T. 5291-3333)

9) Páru
Si te gusta Osaka, pero tenés ganas de variar, andá a Páru, otra de las grandes aperturas peruanas del año, esta vez tendiente a la fusión con la gastronomía japonesa. No es casual que Jann Van Oordt, su chef y dueño, haya sido uno de los fundadores de Osaka, piedra fundamental para el crecimiento de la gastronomía peruana en Buenos Aires. Parú sigue esa línea: platos frescos, con gran predominancia de pescados y mariscos, buena coctelería de autor y un ambiente cool, con muchos espacios diferentes, incluida una muy buena terraza. Los platos salen todos muy bien: lo peruano (ceviches y tiraditos), lo japonés (muy buenos rolls) y las fusiones, como por ejemplo el Garlic Sour de langostinos (en manteca compuesta con ajo confitado, picante japonés y limón). Precio promedio por persona: 130 pesos.
(Bonpland 1823, Palermo Hollywood / T. 4778-3307)

10) Las Pizarras
“Acá nunca vas a comer 10 puntos; pero nunca vas a comer debajo de 8 puntos”, se enorgullece Rodrigo Castillo, chef y dueño de este restaurancito, uno de los grandes hits del año en el lado más solitario de Palermo Soho. Las Pizarras parece sacado de 1999, cuando en la zona abundaban los restaurantes informales, rústicos y sin otras pretensiones más que servir platos ricos a buen precio. Todo el menú está anotado en las pizarras sobre las paredes del lugar. Cocina de mercado en serio, que se ve en platos súper frescos, desde la raya en escabeche, hasta pesca del día y el vacío de cerdo braseado. Se pueden llevar vinos para descorchar. Precio promedio: entre 60 y 70 pesos.
(Thames 2296, Palermo / T. 4775-0625)
Se pueden decir muchas cosas sobre la sidra. Que no tiene onda, que es demasiado dulce, o que trae resaca. Pero lo cierto es que es la bebida más popular de las fiestas navideñas argentinas y que es hora de dejar en claro que no todas las sidras son iguales. La diferencia está en que las ricas están hechas simplemente con manzanas, mientras que la mayoría de las que se venden a un peso el litro apenas si contiene algunas manzanas podridas, y el resto son peras de descarte y vino de segunda y tercera.

Estas son nuestras recomendadas para cada momento de consumo

1. Para bolsillos flacos: LA PRINCESA ($2,9)
Cumple con lo necesario, es decir, un dulzor evidente y rico, con una lejanísima reminiscencia de manzanas. A su favor habría que argumentar que no existe, ni se puede exigir, nobleza ni milagros por ese precio. Bebela bien fría.

2. Para un brindis familiar: TUNUYAN ($4,5)
De todas las sidras baratas que probamos, es la más rica. Huele a manzanas frescas, sabe a manzanas frescas y tiene un buen dulzor a un precio accesible. Si tenés el presupuesto acotado, esta es tu mejor opción: cero glamour pero mucho sabor.

3. Para brindis de oficina: GRAN SIDRA FARRUCA ($6)
Farruca es una promesa para un largobrindis en vasitos de plástico sacados del sparkling acompañados desanguchitos de miga. Dulce al paladar: eso es todo lo que tiene paraofrecer. Y aunque a vos pueda parecerte un poco insulsa, tus compañerosde trabajo igual no saben nada de bebidas y van a decir que es unmanjar.

4. Para valientes: GRAN SIDRA REAL ($6)
Cuando la destapás, te inunda una amable sensación de manzanas, como las compotas que preparaba tu abuela. Pero al minuto se revela un vaho de alimaña en desgracia que sobrevuela la atmósfera lejanamente cordial de las manzanas. Si te gusta hacerte el macho, ésta es tu mejor opción.

5. Para paladares dulzones: STRAWBERRY FIZZ REAL ($10)
Si sos de los que aman los espumantes frutados y dulces, estarás harto de los que puristas te acusan de no saber beber. Te dicen que eso que tomás se parece al Bactrim que te daban de chico para el catarro y que tiene gusto artificial. Mandalos a ya sabés dónde y sé fiel a tu trago. De los que probamos, recomendamos el de frutilla de la marca Real. Strawberry Fizz for ever.

6. Para estar a la moda: GRAN SIDRA REAL VASIJA ESPECIAL ($14)
De las que hay en el súper, es la más nueva. Frutada, tiene el paso dulzón que tanto te gusta. La presentación no está nada mal: corcho y bozal de espumante hacen que luzca sobre la mesa. Probala con ese pionono que tu tía prepara todos los años.

7. Para disfrazar de champagne: SAENZ BRIONES 1888 ($16)
De las sidras que se consiguen en el súper, es el mejor ejemplar. Un producto Premium, a mil años luz del resto de las sidras nacionales. Dulce, de burbuja fina, su sabor recuerda al strudel recién horneado. Es igualito a un espumante de gama baja, así que presentalo tranquilamente como un Champagne. Nadie notará la diferencia.

8. Para redescubrir la sidra: LOS AMAYA ($18)
Por afano la mejor que hay en el país. Elaborada con manzanas de primera selección del Valle de Uco, Mendoza, nomás servirla el aire se llena del perfume jugoso de la Red Delicious. Para los nostálgicos de la sidra buena de otros tiempos que quieran comer un turrón con gusto a infancia. Se consigue en vinotecas y algunos restaurantes.

9. Para un regalo paquete: SIDRA REAL PATAGONICA ($28)
Es una edición especial elaborada con manzanas del Alto Valle que viene en un coqueto estuche de metal. La vas a reconocer por el ciervo de la etiqueta. No es fácil de conseguir, pero si rascás acá o allá aparece. Por lo pronto, en San Telmo está a la venta en algunos bolichones.

10. Si no te gusta la sidra argentina: ZAPIAIN ($39)
Es vasca y la importa Sagardi, el restaurante de pintxos de San Telmo (Humberto Primo 319). Si te considerás un amante de la sidra nacional, olvidate de Zapiaín: no tiene gas, por eso se sirve desde alto, y carga con una punzante nariz de manzanas verdes y un paso ácido al paladar, como el de un buen Sauvignon Blanc. Claro que eso es la sidra tradicional vasca y bien vale la pena probarla. Se bebe en el restaurante, aunque también venden la botella para llevar.