segunda-feira, 29 de junho de 2009

No conceder a nuestros hijos todo lo que nos piden es una necesidad para su crecimiento.
Si concedemos todo aquello que nos piden estamos en el camino adecuado para crear pequeños/as monstruos y dictadores. Así, además, conseguiremos hacer miserable nuestra vida y la suya.

Un proverbio de la antigua Grecia decía: "Si los dioses quisieran castigarnos, concederían nuestras peticiones".

Algunos padres, con un bienintencionado deseo de darles a sus hijos lo que ellos no tuvieron,(o bien por no enfrentarse a ellos) les dan todo lo que desean y más. ¿Qué obtienen?: un muchach@ insaciable y totalmente desmotivado, desobediente -pues no hay razón para ser obedientes- y con un humor de perros.....¿suena familiar?.

Lo siento, pero hay que poner límites (razonables e incluso dialogados) pero claros y conocidos por todos. Si se traspasan, la consecuencia también debe ser conocida anticipadamente.

Así, no somos nosotros quienes les disciplinamos,.... ellos son los que se han metido en problemas porque ya sabían antes de cometer sus tropelías que iba a tener consecuencias (pérdida de privilegios,... cada padre elija).

Los niños que viven en un "área de confort", en la que independientemente de cómo se comportan, reciben todo lo que quieren, se van convirtiendo en seres antisociales. Las reglas de la vida (que tus actos tengan consecuencias y así aprendemos) no cuentan para ellos.

Ahora bien, una regla de oro para aplicar disciplina es usarla con calma, sin enojarnos, y hablando lo menos posible. (Si gritamos, les insultamos, intimidamos, les damos sermones, nos ponemos como energúmenos, .....la lección pierde toda su fuerza).

Tal vez no es fácil, pero hacer lo contrario lleva a resultados poco esperanzadores.

Ya decía el humorista Perich: "Mis amigos dicen que soy muy agresivo,.... pero me lo dicen gritando".


CONTINUACIÓN DEL ARTICULO ANTERIOR
Además de alimentarles, cuidarles y enseñarles, nos corresponde también negarles algunas cosas que nos piden (y además de forma habitual).
No esperemos que nos den las gracias cuando les frustramos. Es más tienen una natural habilidad para hacernos pagar esas acciones (berrinches, gritos, llantos, manipulaciones diversas).
Por tanto, precisamos saber la forma para manejar estos comportamientos molestos (de manera clara, justa y no abusiva). La buena disciplina trae buenos tiempos para padres e hijos.
Los chic@s tienen que aprender a:
a) tolerar la frustración (aprender a que lo que desean puede tardar), y b) tener objetivos a medio y largo plazo.
Este artículo trata sobre pequeños hasta llegar a la preadolescencia (normalmente hasta los 10-12 años). Cuando son ya mayorcitos hay que cambiar las tácticas y tratamos de ellas en los textos que dedicamos a los adolescentes.
Tres fases esenciales:
1.- Controlar los comportamientos molestos (si no logramos esto nunca nos llevaremos bien con los muchach@s y nos perderemos la parte agradable de la vida)
2.- Fomentar las buenas conductas (hacer la cama, recoger la habitación, hacer los deberes). 7 técnicas al menos.
3.- Mantener buenas y saludables relaciones con nuestros hijos.
Etapa 1 –
CONTROLAR COMPORTAMIENTOS MOLESTOS.
Una técnica fundamental es la llamada "tiempo aparte" (contar 1, 2, 3 y tiempo de descanso en su habitación -a solas-). Explicaremos la técnica en un próximo artículo.
Permite manejarse incluso cuando estamos nerviosos o cansados (porque está decidido de antemano lo que vamos a hacer).
Algunos niños se vuelven cooperadores y otros se rebelan (nos van a retar). Estos van a empeorar inicialmente (hay que estar preparados), pero si no cedemos, se calmarán pronto, al descubrir que las reglas del juego han cambiado y nosotrso tendremos mucha más paz,..... y ellos también.
Dos tipos de comportamiento (usaremos técnicas diferentes):
a) A detener (molestos) . conductas que actualmente realizan y nos molestan
Técnica 123 + tiempo de descanso.
b) A crear (fomentar nuevas conductas) Conductas que nos gustaría que hiciesen
Técnicas: reforzamiento, peticiones sencillas, cronómetros, sistemas de compensación, consecuencias naturales, tablas,
Expectativas delirantes de los adultos (que hay que evitar):

1.- Los niños son básicamente razonables y generosos, con un corazón de oro. Si se portan mal es que les falta el consejo adecuado por nuestra parte que les hará volver en sí.
2.- Creen que los niños cambian gracias a palabras y razonamientos.
(Si no funciona, quien tiene el berrinche es el padre, y entonces llegan los problemas).
El enojo del padre/madre es síntoma de:
1) no sabe lo que tiene que hacer,
2) la frustración hace que no se pueda ver con claridad la situación,
3) el adulto es el que tiene un problema de control emocional.
“La infancia es un período de psicosis transitoria” (es un dicho interesante, no es cierto pero capta algo del ambiente que se vive, en ocasiones.
Hay que cambiar esta mentalidad, y adoptar una actitud como la del que amaestra animales (con perdón). Hay que usar técnicas no verbales, y hay que ser paciente, amable pero persistente (hasta que consigamos el objetivo).

A lo largo de la vida se pasa de una dictadura benigna (somos juez y parte) hacia una especie de democracia (los adolescentes tienen que participar).
Muchos padres tienen miedo de sus hijos, miedo de que no les quieran (nuestros “monos" y eso no les deja actuar, no son libres, y se dedican a hablar y hablar tratando de convencer. ¿Cómo se acaba….?: Gritos, peleas, y ruptura de la comunicación, con la autoestima dañada probablemente.
Dos grandes errores al disciplinar:
1.- Demasiada verborrea
2.- Demasiada emoción
Cuando estamos irritados, furiosos, o cansados simplemente nos dejamos ir y decimos cosas de las que nos arrepentimos (o debiéramos). No pierdas una oportunidad para estar calladito. Padres con bajo control emocional pueden llegar a ser una amenaza, incluso física, para sus hijos. Explicaremos más adelante cómo enfrentar esas situaciones que nos superan.
No sólo eso, cuando los niños son pequeños, se sienten, se ven, son inferiores, son más pequeños, menos inteligentes, menos hábiles, …… y todo esto les molesta mucho; prefieren sentirse capaces, poderosos, que el mundo sepa que existen.

ESCUELA DE PADRES - APRENDE A EDUCAR A TUS HIJOS
Cuando tu pequeñ@ haga algo que te irrite,......
Conectando con el artículo anterior,... en el momento que, por ejemplo, montan un berrinche desmesurado, ....levantas un dedo y dices: ¡uno! (mirando directamente a tu pequeñ@)


No se calma,.... dejas pasar 5 segundos aproximadamente, y entonces levantas un segundo dedo, y dices: ¡dos!

¿Sigue la tormenta?,.... dejas pasar otros 5 segundos, y dices: ¡Tres!,... seis minutos (si tiene 6 años). Ahora se le envía a su habitación a solas(sin TV, ni juegos electróncios, ni teléfono). Allí ha de permancer esos 6 minutos sin interacciones con nadie.

(Hay otras fórmulas; hay quien envía al pequeñ@ a una sillita, o una alfombra, o un lugar adecuado y tranquilo).

El fundamento de esta técnica está en que el muchach@ ha tenido dos oportunidades de recomponerse, a la tercera llega la consecuencia: un periodo de tranquilidad o tiempo fuera/aparte.

Se le lleva a su habitación sin aspavientos, sin recriminaciones, sin hablar a ser posible.

Tras este tiempo aparte, ¿qué pasa?: NADA (ni se comenta, ni se sermonea, no hay disculpas).

El poder de esta fórmula está en que interrumpe la actividad y le saca del ambiente (que es dónde realmente quiere estar). No se le abronca, pues si se hace, el problema que queremos arreglar quedará enmascarado por los gritos, la justificación del niño, nuestros argumentos, etc.

Algunos, de entrada, no creen que algo tan sencillo funciona,..... hasta que lo prueban.

La mitad de los niños se vuelven colaboradores y aceptan a la primera esta disciplina, y otra mitad se resiste,.... hay que ser consistente y no permitir que se salgan de nuevo con la suya (ya comentaremos más adelante cómo enfrentar a los que se resisten).

Cuando la ofensa es grave (por ejemplo pegar al padre/madre), directamente se cuenta: ¡Tres! y tiempo-aparte.

Poco a poco, se gana dominio y contando 1 ó 2 es suficiente y las conductas desagradables remiten.
Conectando con el artículo anterior,... en el momento que, por ejemplo, montan un berrinche desmesurado, ....levantas un dedo y dices: ¡uno! (mirando directamente a tu pequeñ@)


No se calma,.... dejas pasar 5 segundos aproximadamente, y entonces levantas un segundo dedo, y dices: ¡dos!

¿Sigue la tormenta?,.... dejas pasar otros 5 segundos, y dices: ¡Tres!,... seis minutos (si tiene 6 años). Ahora se le envía a su habitación a solas(sin TV, ni juegos electróncios, ni teléfono). Allí ha de permancer esos 6 minutos sin interacciones con nadie.

(Hay otras fórmulas; hay quien envía al pequeñ@ a una sillita, o una alfombra, o un lugar adecuado y tranquilo).

El fundamento de esta técnica está en que el muchach@ ha tenido dos oportunidades de recomponerse, a la tercera llega la consecuencia: un periodo de tranquilidad o tiempo fuera/aparte.

Se le lleva a su habitación sin aspavientos, sin recriminaciones, sin hablar a ser posible.

Tras este tiempo aparte, ¿qué pasa?: NADA (ni se comenta, ni se sermonea, no hay disculpas).

El poder de esta fórmula está en que interrumpe la actividad y le saca del ambiente (que es dónde realmente quiere estar). No se le abronca, pues si se hace, el problema que queremos arreglar quedará enmascarado por los gritos, la justificación del niño, nuestros argumentos, etc.

Algunos, de entrada, no creen que algo tan sencillo funciona,..... hasta que lo prueban.

La mitad de los niños se vuelven colaboradores y aceptan a la primera esta disciplina, y otra mitad se resiste,.... hay que ser consistente y no permitir que se salgan de nuevo con la suya (ya comentaremos más adelante cómo enfrentar a los que se resisten).

Cuando la ofensa es grave (por ejemplo pegar al padre/madre), directamente se cuenta: ¡Tres! y tiempo-aparte.

Poco a poco, se gana dominio y contando 1 ó 2 es suficiente y las conductas desagradables remiten.

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