sexta-feira, 4 de dezembro de 2009

doces japones

Comer Sushi u otro plato oriental ya forma parte de la vida de cualquier persona. Pero quién ha comido un postre o una dulzura japonesa. ¿Alguien las conoce?


Hablar de pastelería puede llegar a ser tan dulce como interesante. Si hiciéramos la pregunta “¿qué sabe usted de cosas dulces?”, no dejarían de llegar e-mails y correspondencias con interminables comentarios. Ahora si hiciéramos la pregunta: “¿qué sabe usted de pastelería japonesa?”, las respuestas serías escuetas y simplificadas.
Es que a pesar de ser milenaria (como casi todo lo japonés), poco se sabe aún de esta dulcinea asiática ya que no es una arista de la comida oriental explotada y difundida en Occidente. No sólo porque los sabores son diferentes a los nuestros, sino también porque su degustación sólo se puede realizar dentro de la colectividad cultural, lo cual no presenta claras motivaciones para proyectarse en los mercados argentinos.
Buenos Aires, a pesar de ser una ciudad cosmopolita y abierta a los aromas y placeres del mundo, todavía no ha desarrollado postres puramente japoneses a pesar de tener varios restaurantes de esta gastronomía y fusionar sabores de todos lados. Surgen así los restaurantes temáticos que diseñan repostería con elementos orientales, pero adaptados a los gustos y las costumbres de Occidente.
Ahora, lo invito a recorrer otros sabores que, aunque sean distintos al dulce de leche, vale la pena conocer y degustar.


Empecemos por probar Omanju . Este es un postre japonés elaborado con una masa de harina, huevos, azúcar y polvo de hornear que, una vez repartida en forma de bolitas, cada una se apoya en un papel especial y se cocinan al vapor. Luego se les agrega dulce de poroto ayuki (o aduki), que a pesar de ser dulce, es de sabor áspero en el paladar. El resultado: galletitas fáciles de conseguir en paquetes de 12 unidades en Casa China del barrio de Belgrano, pero difíciles de encontrar en otros lugares. Salvo, que usted se anime a elaborarlas en su casa.
El Kurimanju es otra delicadeza diseñada con una masa de miel, manteca, harina, azúcar y huevos (muy parecida a la masa de la torta de ricota) que también se separa en forma de bolitas y se rellenan con un dulce de poroto de manteca. El cual es más pesado en boca, de gusto raro pero sabroso.
En la hora del té, los scones se pueden reemplazar por Fujifood , unas galletitas medio curvas con sésamo y ginger parecidas al sabor de las tejas de decoración, muy dulces e interesantes.
Quienes prefieren consumir algo al estilo del dulce de batata, la invitación es degustar Yokan , un dulce de color morado preparado con la misma cantidad de azúcar que de porotos ayuki. Se vende a $6 ó $7 por barritas de 400 gramos en Casa China. Este dulce es posible de encontrar en lugares de comida japonesa como Haiku Sushi Bar.
Mochi es un típico postre que nos remite al producto japonés por excelencia: el arroz. Es una masa elaborada con arroz de mochi (redondito, blanco y con mucho almidón) que después de cocinarla al vapor se consume de tres formas distintas: sola, con dulce de ayuki o salteada en aceite hasta tostarse.
Como la masa es un poco desabrida, para que se adapte a nuestro paladar la receta casera aconseja agregarle azúcar. Cuando el acompañante es el dulce de porotos, a este se le recomienda añadirle chocolate o limón rayado para darle un gusto y sabor más cercano al nuestro.
Los japoneses, destacados en cocina asiática, son sencillos en sus variantes de repostería. Sus adeptos más fieles son las propias comunidades reunidas en fiestas y celebraciones familiares.
Pero nada impide probar estos productos, la propuesta está a la orden de quienes buscan nuevos desafío gourmet. Las materias primas (porotos de ayuki y de manteca, arróz mochi) se pueden conseguir en dietéticas, especialmente en las del Barrio Chino o en la Proveeduría Japonesa, localizada en Venezuela al 2100. Cosas diferentes de este mundo cosmopolita, paladares distintos a los nuestros y propuestas para quienes se animan a innovar otros sabores del mundo.

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