sábado, 22 de agosto de 2009

En educación, Brasil saca ventaja
Esa es la impresión del ministro Llach,.
BRASILIA.- El ministro de Educación, Juan Llach, concluyó la vista a este país socio del Mercosur con la convicción de que en los últimos 10 años el sistema educativo brasileño le sacó ventajas al argentino.

Y en tiempos en que la demanda por una mejor educación se extiende a distintos sectores de la población, el dato va más allá de una preocupación estadística. Mientras la Argentina no termina de discutir la aplicación de mecanismos que permitan poner en claro la calidad del sistema de enseñanza -secundario y universitario- Brasil ya traspasó ese umbral conflictivo y hoy cuenta con indicadores que las universidades y el mercado laboral tienen en cuenta a la hora de incorporar estudiantes y graduados.

Tras visitar el Instituto Nacional de Estudios e Investigaciones Educacionales (INEP), epicentro político donde se mide la calidad de la enseñanza impartida por el sistema educativo brasileño, Llach confesó a La Nación que "es muy evidente que la educación en general progresó más rápido en Brasil que en la Argentina en la última década".

Esa visión le permite pensar en estrategias para su gestión, que ya lleva dos meses. "Aunque en nuestro país se hicieron cosas, la velocidad de evolución y de cambio en la educación brasilena es muy notable. Esto me ratifica que tenemos que acelerar el paso y, dentro de esto, toda estrategia para medir la calidad es fundamental".

Igual impresión tuvo el secretario de Educación Superior, Juan Carlos Gottifredi, al conocer los resultados exhibidos por la titular del INEP, María Helena Guimarães de Castro, respecto de las evaluaciones puestas en marcha en el sistema educativo.

"Si bien en la educación básica estamos en una situación parecida, en la educación superior nos llevan algunos años de ventaja que nos costará superar. Deberemos recuperar el espacio perdido con imaginación e inteligencia", sentenció Gottifredi.

Durante una jornada de meteorología cambiante (lluvia y sol), el equipo de Guimarães de Castro explicó con empeño a Llach y a Gottifredi las diferentes estrategias para medir la calidad educativa.

Algunas de ellas son voluntarias para los alumnos, como el Examen Nacional de Enseñanza Media (ENEM), que funciona desde 1998 pero que ya se está convirtiendo en un criterio que las universidades toman en consideración a la hora de seleccionar a sus alumnos ingresantes.

Cada vez más estudiantes se inscriben en ella, aunque deben pagar 40 reales (23 dólares), la mitad de los cuales es financiada por el Ministerio de Educación. Las pruebas contienen preguntas para medir las competencias y habilidades de los estudiantes para resolver problemas.

El año último rindieron la prueba unos 315.000 jóvenes (Brasil tiene unos 37 millones de matriculados en la educación básica). El 50% tuvo un resultado altamente satisfactorio en cuanto a resultados.

En Brasil, como en la Argentina, aún no se evalúa a los docentes, pero el asunto es debatido con intensidad por estos días.

Revolución en la universidad
La expectativa de Gottifredi había aumentado cuando le llegó el turno a la controvertida OProvao, la evaluación que, desde 1996, ha revolucionado el sistema universitario de este país.

La puesta en marcha de este examen, que se toma a los estudiantes del último año de la universidad antes de alcanzar su graduación, obligó a muchas casas de estudio a modificar sus cursos, contratar profesores más capacitados y aplicar proyectos académicos más competitivos, sobre todo porque el riesgo es perder la acreditación para enseñar o sufrir una diáspora de matriculados, según el caso.

El OProvao fue implementado por ley y ya fueron evaluadas 13 especialidades. En estas pruebas se miden las competencias de los alumnos, a quienes se les dan casos para resolver.

Este año se incorporarán al examen los cursos de agronomía, biología, física, psicología y química. Eso significa que el 70% de los alumnos que están a punto de obtener sus títulos de grado ya está incorporado a este sistema de evaluación, que supo despertar en sus inicios una áspera discusión en el escenario universitario.

Una de las características de este operativo es que la elaboración de las pruebas, el procesamiento de datos y la corrección de los exámenes está a cargo de una empresa privada, seleccionada en una licitación pública.

Conviene aclararlo: el OProvao mide la calidad de la enseñanza brindada por las universidades, no el nivel académico del alumno, aunque a éste le sirve mucho y bien para conocer qué tan capacitado está para ingresar en el mercado laboral.

Los resultados difieren según la especialidad. Mientras que en 1999 sólo el 10% de los casi graduados en ingeniera química pasaron satisfactoriamente la O Provao, en medicina el porcentaje trepó al 50% y en administración de empresas descendió al 37 por ciento.

Pruebas en la Argentina
Animado por estos resultados, aunque cauteloso con los tiempos de implementación, Gottifredi dijo a La Nación : "Muy pronto vamos a tener una batería de instrumentos para contar con una evaluación eficiente de la educación superior en la Argentina. Una política de evaluaciones tiene que asegurar el mejoramiento de la calidad educativa".

Sin embargo, advirtió sobre la necesidad de superar antes algunos escollos.

Por ejemplo, "la tremenda desconfianza de los últimos años, en los que parecía que la evaluación era aplicable para castigar. Hoy esto no puede entenderse de ese modo. La evaluación es un instrumento para asegurar que las medidas adoptadas corrigen errores, mejoran la calidad de la enseñanza y llegan a los sectores que corresponden. No podemos seguir administrando y tomando decisiones sin instrumentos precisos de medición".

Para llegar a aplicar un sistema de evaluación como el que rige en Brasil para la educación superior, el colaborador de Llach precisó: "Tenemos que demostrar la intención de la aplicación. Esta O Provao no mide a los graduados, sino que califica a la institución. Es cierto que la persona, a su vez, puede conocer en qué nivel de conocimientos se encuentra, pero los datos son secretos".

El secretario de Educación Superior confirmó que este año se comenzará en la Argentina con pruebas piloto. "Tengamos en cuenta que hace falta una ley que reglamente esta evaluación, y esto lleva su tiempo de organización", señaló.

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