quarta-feira, 27 de janeiro de 2010

28.12.2009


Comer en el Delta: 4 recomendados para almorzar a la orilla del río

Si querés salir de la ciudad por unas horas, lee esta nota. Desde Tigre, a pocos minutos de lancha, tenés buenas opciones para escapar de la rutina gastronómica.





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Ahora que llegó el calor, los domingos al mediodía se puede salir a perder un día en el centro de Palermo, aturdido por los bocinazos de autos y arrastrado por malones de gente que espera una mesa en los restaurantes o que revuelve chucherías en las ferias artesanales. Esto tiene poco de recreo y mucho de pesadilla. Más aún teniendo en cuenta que a una hora de ahí se puede almorzar a la orilla del río, con la cantidad justa de sol en la cara, debajo de un espesa arboleda de sauces y glicinas, y dormir la siesta en una hamaca paraguaya debajo de una casuarina de 150 años de edad.



El delta del Tigre ofrece, por la misma plata y la misma inversión de tiempo, una opción mucho más interesante y vital que comerse una tira de asado con el sol pegando en las veredas adoquinadas de Capital Federal. Además de comer, se puede pasar el día entero en un restaurante y aprovechar para nadar, tomar sol, salir a remar en bote o en canoa, dar largos paseos por el interior de las islas, comer pescados de río realmente frescos, y volver a la ciudad a las seis de la tarde, bronceado y descansado.



Sin embargo, ir al delta es un poco más trabajoso que ir a Palermo. No porque sea lejos —que en realidad no lo es—, sino porque hay que saber algunas cosas antes de animarse a cruzar el charco.



NO TEMAS: EL DELTA NO ES VIETNAM

En principio, no se puede ir al delta sin saber exactamente a dónde: sólo la primera sección tiene más de 50 ríos y arroyos que hacen las veces de avenidas y calles, pero que no siempre se conectan entre sí. La única forma de llegar es en lanchas (no hay puentes para autos, por suerte) que tienen horarios muy estrictos de salida y que dependen del recorrido y de la época del año.



Cómo llegar. Las tres compañías de lanchas colectivo principales son Interisleña, Jilguero y Líneas Delta (entre $17 y $32 ida y vuelta), que llegan a todos lados. Cuando uno llama para reservar un restaurante debe preguntar qué lancha y en qué horarios va y vuelve a su muelle. Es importante ser puntual, porque si uno llega tarde, no le queda más remedio que irse en taxi, y una lancha-taxi para dos personas puede cobrar entre $120 y $400 pesos, depende cuánta gente sea y adónde vaya.



Dónde ir. El delta de Buenos Aires tiene varias secciones. La primera, la del Tigre, arranca en el río Luján (que está contaminado por el Reconquista) y las lanchas demoran entre 10 y 60 minutos en llegar a cualquier lugar. La segunda sección, la de San Fernando, comprende desde el Paraná de las Palmas hasta el Paraná Miní y una lancha tarda entre 60 y 120 minutos desde el puerto fluvial de Tigre, pero también se puede salir del puerto de Escobar, y demorar entre 10 y 60 minutos en total. Previsiblemente, la primera sección está mucho más poblada y es más ruidosa que la segunda, que es muy tranquila (es raro que pasen lanchas, el silencio es total) ya que es la zona de transición de biósfera del Paraná decretada por la Unesco, y la fauna y la flora no sólo es más exuberante sino que además está mucho más expuesta para ver y tocar.



El clima. Mientras que en la ciudad la temperatura puede rondar en promedio los 30 grados, en el delta es de 27 que apenas se sienten. Ir a comer un domingo de verano es un sueño, porque además, la temperatura va descendiendo hacia la tarde y el agua se calienta para el otro día. Los mosquitos, otro mito del delta, no aparecen hasta que anochece o muy cerca del agua en arroyos muy pantanosos y vírgenes con el pasto descuidado y los terrenos abandonados, con charcos de la última marea.





LOS RECOMENDADOS

1. El Atelier. Buen lugar para los que quieran almorzar y pasar el día sin alejarse demasiado. Queda en la primera sección, sobre el Río Capitán 769, a 40 minutos de la estación fluvial de Tigre (Compañía Interisleña) y está dividido en dos partes: el restaurante Chez Lissie, que está en el primer muelle, y el salón de eventos en donde se hacen casamientos. En el restaurante (abierto todo el año, todos los días) es preferible hacer reserva, aunque los fines de semana se puede ir directamente. Hay pastas, crepes, parrilla y pescados de río que van rotando —y cambiando de precio— de acuerdo a la oferta de pescado fresco. Ahora mismo, por ejemplo, hay sólo pejerrey, pero más hacia el verano se puede encargar un dorado a la parrilla que generalmente se comparte entre 4 y 5 personas. Aunque el río Capitán es algo ruidoso, sigue siendo un paraíso y se puede disfrutar del gran parque de dos hectáreas lleno de pinos, casuarinas y frutales y la playa del restaurante durante todo el día. Reservas al 4728-0043.



2. Vivero hidropónico de Villa Mónica. Para quienes quieran tener además de un día de verde una experiencia didáctica. A 50 minutos de la estación fluvial de Tigre, queda en el río Espera, que es medianamente transitado pero muy lindo. Ahí se puede hacer una visita guiada por el vivero y ver sus cultivos hidropónicos (sin tierra) de hojas verdes, frutillas y flores, y degustar un almuerzo completo o un té isleño (panes caseros, dulces artesanales, medialunas de miel) hecho por Mónica y Arturo, los dueños, con todos los productos que ellos mismos plantan con este sistema. La visita completa sale $40, dura alrededor de dos horas y hay que reservarla al 4728-0519. Ojo que no aceptan niños. Pero bueno, que los cuide la abuela en Palermo… ¿no?



3. Los Pecanes. Un restaurante hostería que queda sobre el pacífico arroyo Felicaria, en la segunda sección del delta y está a 10 minutos del puerto de fluvial de Escobar y a 60 del de Tigre. Lo mejor es ir temprano (hay una lancha a las 9, por ejemplo) y quedarse todo el día en su parque de dos hectáreas mirando las 120 especies de aves, entre los que hay 20 variedades de colibríes que van a beber del néctar que ofrecen en la hostería. Los van a atender Richard y Ana, dos lugareños bonachones que viven en el delta desde 1959, y su hijo Matías, que se dedica a la fotografía y al avistaje de aves, y los puede llevar a dar un paseo por la zona para mostrarles la flora y fauna autóctona de la isla. Los domingos hay un menú fijo de asado (chorizos, morcillas, colita de cuadril, asado, pechito de cerdo y lomo) que incluye vino, gaseosas, mesa de ensaladas y de postres por $70 por persona. Tanto el ambiente como la comida son excelentes. Muy bueno, por ejemplo, el arroz con curry y sésamo y la ensalada de hojas de mostaza. Todas las ensaladas se preparan con verduras de su propia huerta. Además, Ana hace la mesa de postres donde hay seis o siete variedades de tortas, incluyendo el famoso Pecan Pie con nueces del delta, y vende el dulce de Xuxú (o papa del aire) para llevarse a casa por $8. También hay canoas para salir a dar una vuelta (súper recomendable) y paseos en lancha para recorrer los ríos y arroyos vírgenes de la zona. Se puede reservar de lunes a sábado al 4728-1932.





4. Isla Margarita. También queda en la segunda sección. Una hostería con playa, muelle y un parque de florales y frutales que queda sobre el Río Carabelas, a 15 minutos del puerto fluvial de Escobar (Línea Pflugger) o a una hora y media del de Tigre (Líneas Delta). La atiende María Teresa, una cocinera de ascendencia lituana que prepara pollo al disco, crepes, lomitos con hierbas y picadas con ingredientes caseros (tortillas, embutidos, prétzel sticks, aceitunas, hígados al cognac, albondiguitas) y pastelería europea. Hay pecan pie, torta de damascos y amapolas con licor, de manzana tipo alemana con cerezas al rhum que planta y hace ella todos los años, entre otras delicias. Las porciones son pequeñas (olvídense de compartir algo) y la consumición mínima es de $60, nada mal teniendo en cuenta que se puede pasar todo el día en la playa y en un parque de casuarinas y camelias. Además, como está en la segunda sección, el río Carabelas es muy tranquilo (rara vez pasa alguien) y cristalino, y se te podés bañar tranquilamente con chicos ya que la playa es pequeña. También hay opción de quedarse por un fin de semana (dos días y una noche) con todas las comidas incluidas por $660 para dos personas. Hay que reservar al 4728-2495.

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