sexta-feira, 18 de setembro de 2009

La hora de un Gran Consenso Nacional
“Alguien Tiene que Ceder”
Julio Cobos
En nuestra historia encontramos pactos y tratados preexistentes a la
conformación del Estado Nacional, acuerdos para enfrentar crisis políticas y/o
económicas. Es hora de generar políticas de Estado consensuadas para solucionar
problemas estructurales, pensando en el mediano y largo plazo.
El Estado se define como la nación jurídicamente organizada, es decir
enmarcada en la ley y las instituciones. El Estado incluye a la Nación y ésta se entiende
como pertenencia a una comunidad que reconoce un pasado compartido, una cultura
común y fundamentalmente proyecta el porvenir. Porvenir que se construye día a día,
con ese sentimiento de pertenecer y ser parte de esa comunidad. El Estado existe
por y para esa comunidad, por lo tanto su deber fundamental es colocarse al
servicio del país y su gente.
En 26 años de continuidad democrática nos ha costado mucho consolidar
políticas que tienen como meta el bienestar de la población. Hoy, lo prioritario es que a
ningún argentino le falte seguridad, salud, trabajo y educación.
Hoy la inseguridad no reconoce límites. Debemos combatir en forma efectiva el
flagelo de la inseguridad, trabajando todos los poderes del estado y sus dependencias,
en forma conjunta y comprometida, para aplicar una política integral de seguridad.
Debemos dar respuesta inmediata a las carencias en el área de salud, porque es
rol indelegable de quien gobierna, otorgar todas las herramientas necesarias a la
ciudadanía para que goce de un sistema de salud efectivo y de calidad.
El sostenimiento y generación del empleo debe ser prioritario y debe partir de un
análisis realista del mercado, estableciendo un compromiso social entre todos los
sectores involucrados. La desocupación o subocupación genera vulnerabilidad social.
Actualmente, la pobreza y sus problemas concomitantes nos conmueven y
preocupan. Se la cita en discursos, en debates parlamentarios, en plataformas
electorales, se dan cifras: si es el 40, el 30 o el 15 %. Los pobres y los indigentes
no son estadísticas son personas que sufren, que padecen, que no acceden a
la educación, a la salud, al trabajo. Tomemos a la problemática de la pobreza como
eje de este problema estructural de un Gran Consenso Nacional. Ponerlo como eje,
para no sólo establecer como meta achicar la brecha de ingreso, sino también la
brecha del conocimiento. La brecha de ingreso se achica con una adecuada
distribución de recursos, la del conocimiento requiere cambios estructurales en nuestro
sistema educativo y tiempos que superan más de una gestión de gobierno.
La pobreza también tiene que ver con la calidad institucional, porque esta
garantiza los controles necesarios para tener educación, salud, vivienda y distribución
del ingreso. En los últimos días hemos visto como la falta de controles puede afectar la
salud de trabajadores que confiaron en su obra social.
En educación se deben establecer -y sostener en el tiempo- políticas de estado,
porque los cambios en esta materia demandan tiempos distintos a la dinámica social.
La mejora de la calidad educativa requiere establecer prioridades: chicos en la
escuela y maestros que enseñen en ella. Los procesos de transformación
educativa vividos en Argentina, provocaron el vaciamiento de contenidos en las
escuelas y las mismas se llenaron de programas y proyectos. Los resultados de las
evaluaciones de calidad educativa, tanto nacionales como internacionales, han
demostrado que la aplicación de esta política ha degradado la formación de nuestros
estudiantes. Habrá entonces que recuperar las horas perdidas en Lengua,
Matemática, Historia, Geografía y Ciencias, entre otras. Hay cosas sencillas que
producen grandes impactos, como asegurar a cada chico la tenencia de un libro, como
dar prioridad a la doble escolaridad en las zonas de vulnerabilidad social. Debemos
implementar los controles necesarios para garantizar el cumplimiento de la
obligatoriedad de la enseñanza, un chico no puede estar en la calle, debe estar en
la escuela.
Debemos generar reglas claras y durables, que den un marco de previsibilidad y
confianza a las inversiones existentes y futuras. Las relaciones comerciales
internacionales nos exigen un alto nivel de prudencia, debido a que cada vez que se
modifica una disposición interna, repercute en forma directa en el ámbito internacional.
Por otra parte, es imposible establecer un sistema impositivo donde paguen quienes
más tienen sin el correcto funcionamiento de instituciones y marcos normativos. Los
subsidios y planes sociales requiere controles para que los beneficios lleguen a la gente
y no se pierdan en intermediarios y burocracia.
Se pone como ejemplo la experiencia española del Pacto de la Moncloa. Estos
pactos surgidos luego de una cruenta guerra civil y 40 años de dictadura, exigían de la
dirigencia, un acuerdo. Y sí aunque no fue fácil, estuvieron a la altura de las
circunstancias, algunos resignaron posiciones, la centroizquierda aceptó la amnistía y
la monarquía; los sindicatos renunciaron a reclamos a cambio del reconocimiento a la
asociación gremial. Nuestra realidad es distinta, pero la experiencia puede servirnos
para entender que siempre “alguien tiene que ceder” si queremos establecer consensos
y metas colectivas por encima de los intereses sectoriales, partidarios, corporativos,
sólo una decisión unánime que priorice beneficios generales por sobre intereses
particulares, logrará establecer este tipo de políticas que favorezcan a la sociedad.
Somos concientes de las dificultades que se deben superar en el proceso de
construcción de políticas a largo plazo, pero también sabemos que desde diversos
sectores, existen preocupaciones genuinas por llevarlas a cabo. La aplicación concreta
de este tipo de políticas es posible y pueden desarrollarse en diferentes áreas.
Encontramos muy buenos ejemplos en países vecinos, podemos ver el caso de Brasil,
que ejecutó un gran desarrollo industrial y agropecuario en forma simultánea; el de
Chile, que ha logrado una notable inserción internacional generando importantes
tratados de libre comercio o el importante avance tecnológico incorporado al sistema
educativo de Uruguay.
Anhelamos que, en el marco de las celebraciones por los bicentenarios patrios y
habiendo superado el proceso eleccionario, los partidos políticos -intermediarios
entre el gobierno y la sociedad- asuman esta responsabilidad; para que, con
colaboración de las entidades sociales y empresariales, puedan abordar en un futuro
no muy lejano una serie de políticas de estado que den marco a un Gran Consenso
Nacional.
Aquellos que tomen la iniciativa de convocar a este consenso deben priorizar la
trascendencia de los acuerdos alcanzados y no las individualidades que participen en
ellos. La tarea no es fácil, ni imposible. Al afirmar ”alguien tiene que ceder”, queremos
demostrar que la construcción verdadera y perdurable de las políticas de Estado
se origina en una amplia convocatoria; inclusiva y no exclusiva; con un diálogo
propositivo no impositivo, en el cual las diferentes posturas se enriquecen sin
desacreditarse y que, finalmente, sean en beneficio de todos y no de algunos.
Para hacer en el presente una Argentina con futuro: “alguien tiene que ceder”
y en el marco del consenso, ese alguien somos todos.
Julio Cobos

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